Durante los años ’40, un dúo de diseñadores cosecharon alabanzas por su trabajo, y a pesar de ello se mantuvieron como amigos sin conflictos por el éxito de cada uno. Christian Dior y Pierre Balmain se conocieron cuando asumieron como costureros de Lucien Lelong, una antigua firma de moda en París, y pronto comenzaron a brillar con luz propia. Mientras Dior popularizó el New Look en 1947 con su colección Corelle, Pierre Balmain siguió la línea con estampados florales y bordados delicados, que pocas veces se repitieron hasta que asumió Olivier Rousteing hace dos temporadas.
Christophe Decarnin fue el más importante diseñador de Balmain hasta su despido el 2011, y a él se le atribuye la nueva popularidad de la marca durante la década del 2000. Las chaquetas con hombreras sobresalientes, los vestidos dorados, los trajes de tela metálica desgarrada y los blazers tipo militar fueron la delicia de importantes editoras de moda como Emanuelle Alt, y también produjeron una horda de copias en tiendas como Zara y Topshop. Sin embargo, a pesar del éxito obtenido en varias temporadas sucesivas, Decarnin fue despedido en medio de rumores que lo sumían en un hospital psiquiátrico por depresión, o por diferencias con el director de Balmain, Alain Hivelin. Mientras, curiosamente la casa Dior también mantenía una vacante vacía en el puesto de creativo, Balmain pronto revelaría un regreso a sus raíces.
El sucesor de Decarnin fue introducido en abril del 2011. Olivier Rousteing, un diseñador de 26 años que antes fue asistente de Roberto Cavalli por años, apareció como el nuevo director creativo de Balmain. La casa francesa mostró en septiembre de 2011 su colección primavera verano, la que fue aplaudida mientras el sucesor estuvo a la altura de sus antepasados. Corsets y chaquetas bordadas al más puro estilo Pierre Balmain 1940 se mostraron sucesivamente, y la segunda colección de Rousteing para otoño invierno 2012 ha sido aun más exitosa. El diseñador apareció inspirado por los huevos Fabergé y las perlas, en un desfile de vestidos cortos, blazers tipo smoking y chaquetas en forma de caja que ya pronto han hecho olvidar el legado de Decarnin, pero recuerdan de alguna manera los antiguos vestidos del diseñador original de Balmain.