Figuras de cristal, botellas de perfumes, pulseras de oro y esculturas, relojes e incluso candelabros aparecen en el extenso catálogo legado por René Lalique, uno de los más importantes exponentes del art nouveau de fines del siglo XIX. Tan significativo fue su trabajo, que incluso su marca continúa funcionando hoy a través de su apellido, posicionándolo como uno de los más finos fabricantes de productos en cristal de Francia y el mundo.
Luego de estudiar en Sydenham Art College, Lalique se dedicó a diseñar joyas de manera independiente, colaborando para marcas como Cartier y Boucheron antes de establecer su propia marca en 1921. Fue en esa misma fecha cuando comenzó a interesarse por el art decó, dejando también su huella en esta corriente a través de las esculturas en vidrio. Pero antes, en 1907, François Coty – el creador de la marca de perfumes Coty-, vio su trabajo y lo llevó a crear las botellas de perfume de importantes marcas como D’Orsay, Molyneux, Rochas, Nina Ricci y Lancôme, entre otras.
Más de tres generaciones siguieron el arte de René Lalique en la empresa, pero sus joyas de fines del siglo XIX son quizás las piezas más llamativas de todo su trabajo; en ellas, no solo mostró reproducciones especiales de insectos, serpientes, pájaros, sino que muchísima variedad en esmaltados de colores verdosos, que junto al dorado resaltaban aun más los detalles. Estas piezas ya clásicas de la joyería han dado vuelta el mundo en exhibiciones en Argentina, Francia, Holanda, Portugal, Suiza, Estados Unidos y otros lugares, además de fomentar el nacimiento de agrupaciones dedicadas a coleccionar sus pequeñas figuras. Por ejemplo, el sitio web www.laliquemascots.co.uk reúne a los amantes de los animales de cristal Lalique, demostrando que cuando se trata de este nombre, la joyería y los detalles son todo un arte masivo.