Considerada como la Barbie del Hip Hop, ha logrado alborotar las alfombras rojas con su look sexy, provocativo y llamativo. Nicki Minaj, ni aunque quisiera, logra pasar desapercibida. Con trajes de gran elaboración, piezas únicas y una corriente algo conceptual, la cantante de Trinidad y Tobago ha logrado imprimir su personalidad en cada una de sus prendas, siendo criticada (tanto para bien como para mal) por su estilo.
Con una reconocible paleta de colores comandada por el rosado, no teme, es más, disfruta el uso y contraste de tonos brillantes y la sobreposición de estos por montones. Así, experimenta tanto con la moda como con su cuerpo, siendo especialista en resaltar su voluptuosa figura. De esta manera saca a relucir su otro gusto: el ser un icono sensual. A pesar de su baja estatura y de su figura curvilínea y voluptuosa, la utilización de tacos y plataformas para cada uno se sus looks se hace esencial, así como el uso de pantalones skinny a la cintura para hacer lucir más largas sus piernas.
Pelucas, disfraces o prendas controversiales abundan en sus apariciones. Puede pasar de tener el cabello amarillo a negro en cosa de una tarde, hace apariciones polémicas, tal como la de los premios Grammy del 2011 cuando se mostró con un enrome hábito rojo Versace del brazo de un actor vestido de Papa.
Al preguntarle por su estilo y referentes la lista es gigante: desde juguetes, paisajes o incluso comida hasta personajes reales o ficticios, como por ejemplo Marge Simpson, quien fue la inspiración para su peculiar peinado Sky-High. Sus pelucas están en constante cambio de altura, anchura, color y tamaño, lo que la hace sentir, tal como sus versátiles prendas de ropa, que puede ser una persona diferente cada día.
