En nuestro artículo número 35, revisaremos aquel elemento-complemento de la “fachada humana”, que aparece como protagónico en la historia del vestuario debido a su gran uso: los anteojos. El origen de esta pieza data aproximadamente del año 50 D.C., cuando el filósofo Séneca observó que los objetos aparecen más grandes y mejor definidos si se miraban a través de un recipiente de vidrio lleno de agua, lo cual posteriormente se le atribuyó a la curvatura del vidrio y no a la presencia del líquido, como se pensó en una primera instancia. Luego las primeras gafas con montura (de madera) se fabricaron en Venecia, alrededor del año 1285; esta tipología de lentes se usó durante unos 400 años, evolucionando hasta que en el siglo XVIII, aparece la forma que hoy utilizamos, cuya materialidad era en carey, plata, cobre y oro.
En Estados Unidos, durante los años cincuenta, aparecen un tipo muy particular de gafas para mujer: las gafas de mariposa o de ojos de gato, las cuales se caracterizan formalmente por ser rectas en la parte superior y redondeadas en la inferior. Los remates laterales de la montura se prolongaban hacia arriba y a menudo se decoraban con bisutería con forma de flores, pájaros o estrellas fugaces, motivos que podían aparecer incrustados o sobrepuestos. Las gafas de ojos de gato solían fabricarse en plástico y las más populares eran las de colores pastel o imitación de madreperla.
Otro modelo característico de este periodo es el Nylor, fabricado por la empresa francesa del mismo nombre, estaba reservado al público masculino. Se caracterizaban por tener una hendidura, a través de la cual se introducía un hilo de nylon que se ataba a la montura: el resultado era que los lentes parecían colgar de ella. Los actores de cine y personalidades del espectáculo de la época contribuyeron en gran medida a la popularidad de los anteojos con ambos diseños en todo el mundo, puesto que solían llevarlas en películas y publicaciones de revistas. Es así como a partir de los años cincuenta, los anteojos se convirtieron en un accesorio muy preciado. Tal vez, el más.
*Información extraída del libro: “Gafas & gafas de sol”, Editorial The Pepin Press, Págs. 142-155.