La industria de la música se ha visto asediada en el último tiempo por un sin fin de chicas y chicos rebeldes que además de componer y/o cantar desenfadas canciones han hecho de sus apariciones y maneras de vestir algo de lo que hablar. Dentro de este grupo destaca una rubia autodenominada “Trash-Pop Princess” que no ha dejado a nadie libre de opinión. Hablamos de Kesha, la veinteañera que ha llegado a la industria del Pop para llamar la atención como objetivo principal.
A sus 26 años se ha transformado en un ícono de la música pop tanto como de la moda. Su estilo ultra desenfadado mezclado con elementos góticos, rockeros, hippies o hiphoperos ha sido causa de críticas (tanto para bien como para mal) y ha despertado la atención de miles de fans alrededor del mundo. Con canciones pegajosas y ritmos poco convencionales, ha implantado el estilo “Kesha”, y esto también en sus prendas, tanto en el día a día como en sus presentaciones o apariciones públicas.
Los shorts ultra cortos, las leggins y poleras estampadas y el color negro son básicos para su día a día. Fanática del uso de capa sobre capa, nunca parecieran ser suficientes accesorios para ella: lentejuelas, tachas, plumas o cadenas, todo sirve para embestirse y salir a la calle. Adora mezclar estilos, lo cual la hace aún más extravagante pues es impredecible, cambiante y siempre sobrecargada, lo cual la ha llevado también a ser considerada como alguien sin estilo. En las alfombras rojas se le ha visto desde un Givenchy hasta H&M, y no teme intervenirlos para hacer de lo que use algo osado y llamativo. Todo esto le ha valido los adjetivos de Trash y Kitsch, los cuales parece llevar con orgullo.