Construir una marca propia o hacer de alguien una marca, es un camino que interesa a muchos de los que trabajan en el mundo de la moda. Para ello, una imagen destacable o por lo menos identificable, sirve de mucha ayuda especialmente en una industria donde a nadie le extraña que alguien lleve los más vanguardistas atuendos. Peter Marino es uno de los que combina trabajo y estilo identificables, ya que es el arquitecto favorito de las marcas de lujo y su ropa, siempre de cuero, parece ir en la dirección opuesta del estereotipo ordenado o minimalista de su oficio.
Casi como un personaje dibujado en las fantasías del ilustrador homoerótico Tom of Finland, Peter Marino se mueve en fiestas exclusivas, reuniones con grandes clientes y primeras filas de desfiles, ataviado con sus gorras militares, sus trajes estilo bondage o sus pantalones de cuero infaltables. A partir de 1978, todos reconocerían su imagen y su firma laboral gracias a su toque incansable para vestir tiendas y ayudar a moldear la propia imagen de distintas marcas; desde Chanel hasta Louis Vuitton, pasando por Dior y Ermenegildo Zegna, no hay firma de lujo que no haya vestido sus tiendas con la mano de Marino. Todo comenzó cuando sedujo con su juventud y estilo a Andy Warhol e Yves Saint Laurent, para quienes diseñó sus departamentos en Nueva York. Luego vendría el lujo, las tiendas y una gran reputación.
Si hablamos de estilo, Marino tiene uno muy claramente definido. Ama las motos y todo el look que envuelve el culto a ello; aunque solo vista de negro, las texturas del cuero y los complementos que lleva –que incluyen sombreros, lentes de sol, corsets y armazones encima de poleras, entre otros–, definen la mezcla que planea para sus actividades del día a día, incluyendo aquellas propias de famosos de la industria: inauguraciones de galerías, de tiendas que ayudó a diseñar o reuniones a la moda con sus amigos Marc Jacobs, Karl Lagerfeld o John Galliano. Es tan reconocido y admirado, que hasta apareció en un portada de la revista Vogue Italia haciendo gala del cuero que lleva su vida.
Fotos: Architectural Digest, Telegraph.