Cada década está marcada por un estilo característico en el vestuario, llevado en hombres y mujeres y muchas veces determinado por el contexto social. Durante los años ’20, el término de la I Guerra Mundial en 1918, dejó al mundo pensando en que mejor vale disfrutar cada momento de la vida, y celebrar el haber dejado atrás esta situación. Vivir al borde de fiestas, mostrar originalidad al vestir y lujo en el intento, se tornó el pan de cada día, y en medio de la escena social surgieron las flappers; aunque la etimología sitúa la palabra “flap” como el equivalente a “joven prostituta”, la revista The Times publicó una nueva aceptación de la palabra, alegando que “flapper” era “una joven adolescente”, una especie de concepto similar al que se usaron en revistas chilenas en los ’60 al referirse a las jóvenes como “lolitas”. Y las flappers se tomaron los años ’20 como nadie.
Fumaban, mostraban un poco más las piernas, sabían bailar y escuchaban jazz, se peinaban y usaban tocados detallados, bebían a la par con los hombres y gustaban de conducir autos. Además, eran coquetas y sus vestidos, sobre todo, se volvieron símbolo de la decadencia de aquellos años, casi como lo que mostró “The Great Gatsby” (1974) mientras Jay Gatsby organizaba fastuosas fiestas en su mansión. La flapper original, sin embargo, fue Olive Thomas; protagonista de la película “The Flapper” de 1920, llevó el concepto a otro nivel gracias a sus inicios como bailarina del Ziegfeld Follies y además fue retratatada desnuda gentileza del artista erótico más grande de la época, Alberto Vargas, el mismo que popularizó las pin-ups.
Las flappers son las mismas que aparecen en cada película que se recrea en los años ’20, moviendo sus piernas de manera desenfadada y enfundado cigarrillos con boqueras largas y estilizadas. Aunque hoy sean objeto de estereotipos, no hay diseñador de aquella década que no haya vendido vestidos bordados y brillantes inspirados en ellas; desde Coco Chanel y su cintura caída, hasta el art decó que impregnó de brillos y geometría la moda de las flappers. Cabellera corta masculina, maquillaje marcado y seducción a la carta, demostraron que ser flapper caló hondo en la cultura popular, aunque su estilo de vida no sobrevivió el momento en que la Gran Depresión azotó Estados Unidos en 1929.