Cuando los propios colegas asisten a tu desfile, es porque la expectación o admiración abunda, y eso es lo que pasó este lunes con el debut de Raf Simons en Dior. Desde Marc Jacobs hasta Alber Elbaz, pasando por Donatella Versace e incluso Riccardo Tisci, todos querían brindar su apoyo a uno de los nombres más queridos de la moda, cuya primera colección para la casa francesa fue con la línea Otoño/Invierno Haute Couture 2012-2013. Lejos de la primera fila, o de los nombres importantes que asistieron al desfile, una sola cosa quedó en el aire: ¿fue este debut extremadamente elegante o demasiado seguro para ser alta costura?
A diferencia de varios diseñadores, que reservan su estilo propio para las creaciones de las marcas que mantienen bajo su nombre, Raf Simons no escatimó en imprimir desde el inicio el minimalismo refinado por el cual se hizo conocido a través de los vestidos y trajes de Dior. Porque si algo teníamos claro, es que al contratar al destacado diseñador belga, la marca pasaría de la vanguardia estética y el barroco de Galliano al minimalismo de Simons. Sin embargo, el estilo se vio respetando la historia de la casa de moda, apuntándose en una especie de homenaje o reversión de la clásica silueta “New Look” de 1947, lo que se tradujo en una pasarela ideal para una Audrey Hepburn 2.0.
Bajo las texturas en blanco o negro, los toques en rosa, rojo y azul e incluso los estampados en peplos y abrigos en A, nadie podría negar que Simons sabe construir la elegancia moderna que muchos admiran, donde solo un detalle podríamos apuntar: el título de la colección, más que pret-a-porter, era el de Haute Couture. Y por ello, quizás esperamos más espectacularidad, menos bostezos, más oportunidades para que el belga reescriba su historia a través de una marca tan importante. En cambio, obtuvimos una versión más refinada del trabajo de Simons en Jil Sander, con guiños al amarillo Balenciaga e incluso, al estampado galáctico de Christopher Kane.