Dolce and Gabbana sorprendió con su nueva colección de invierno 2015 en el último Milán Fashion Week. Esta vez, dejó de lado los modelos sicilianos y los estampados griegos para avanzar hasta la idealizada edad media. El mundo de fantasía traído por D&G hasta el siglo XXI comenzó con una tenue luz azul iluminando un árbol rociado por la nieve mientras la música del Cascanueces repletó el espacio. “Toda mujer quiere ser un hada”, corearon Domenico Dolce y Stefano Gabbana en el backstage. Bastó con que Tchaikovski se hiciese presente para que automáticamente se creara una atmósfera de cuentos de hadas, porque en cuanto avanzaba la melodía de la “danza del hada del azúcar”, las modelos comenzaron a desfilar por la pasarela a oscuras, tan solo iluminadas por la única luz que se dirigía a cada una de ellas.
Cuando comenzó la “danza española” del Lago de los Cisnes, el salón se iluminó por completo y la concurrencia de princesas se acrecentó. D&G se ocupó de que cada modelo fuese tan pálida como Blanca Nieves. La princesa de los cuentos de hadas europea siempre destacó por tener la piel tan suave como el marfil. Los tópicos de todos los cuentos infantiles tradicionales y de los hermanos Grimm se hicieron presente en los detalles de la colección: la llave, símbolo del encierro de las princesas en la torre más alta del castillo; las influencias del bosque –la lana, las pieles, búhos de fieltro o terciopelo, zorros, ardillas, cisnes y lobos bordados en sweaters y capas cortas a lo Caperucita Roja–, faldas de seda y brocado sobre la cintura, bordados de flores, las enjoyadas zapatillas puntiagudas y los bolsos de noche con cristales incrustados. El calzado más usado fue definitivamente el t-strap, tanto bajo como de taco alto. No había ningún adorno que no brillase. Ninguna princesa que no llevase su cabello sutilmente tomado, partidura al medio, con el rostro totalmente descubierto.
Incluso hubo espacio para las antagonistas y los caballeros, todo en un solo desfile. Modelos de piel fría en vestidos negros se hicieron presente con cristales cubriendo sus manos y pies, imitando la elegancia de la madrastra de Cenicienta y la bruja de La Bella Durmiente. También desfilaron bellas princesas con almófares sobre sus cabezas y hombros, prenda típica de los caballeros medievales que usaban esta cortina flexible de malla bajo los cascos de la armadura.
El show finalizó con un grupo de modelos que salieron juntas en vestidos cortos color negro y plateado, zapatos t-strap y botines en punta, además del saludo final de Domenico Dolce y Stefano Gabbana. El cuento había terminado. Las princesas desfilaron a salvo hacia fuera portando la llave que las salvaría del encierro.