El mercado de bienes de lujo siempre busca nuevos espacios que explorar. Es un nicho que soprende no sólo por su constante crecimiento aún en tiempos de crisis, sino también por la mutuación que sufre de cuando en cuando el concepto mismo de lujo, adecuándose a las exigencias de los consumidores y a las también cambiantes condiciones económicas y culturales de la sociedad en un determinado momento. Hoy, por ejemplo, el mercado del lujo pareciese centrarse en el hombre.
Los días en que la palabra lujo era patrimonio exclusivo del volcabulario femenino ya son parte del pasado, los hombres están cada vez más interesados en aquirir productos catalogados como bienes suntuarios. El mercado, como contrapartida, ha respondido con un desarrollo potente de este creciente nicho. Sin embargo, las razones por las que los hombres se acercan a las marcas de lujo, son distintas a la de las mujeres. Mientras ellas asocian la adquisición de este tipo de productos a la elegancia y belleza, ellos lo hacen motivados principalmente por considerar que compran no sólo el producto mismo, sino el sello de “cool” vendría por añadidura con esa adquisición.
Un claro reflejo de lo anterior, es la apertura de tiendas exclusivamente masculinas de marcas icónicas. Louboutin, la marca insigne de zapatos de mujer, abrió en París y en Nueva York tiendas dedicadas sólo a ellos. El CEO de la marca espera que en un futuro próximo el 15% total de ventas corresponda al segmento hombres. La única tienda masculina de Hermès en Nueva York que ya lleva dos años de funcionamiento, exhibió un crecimiento de ventas el pasado 2011 mayor al promedio global de Estados Unidos. Hace poco, Louis Vuitton comenzó a ofrecer a sus clientes de su tienda en Milán el servicio de zapatos hechos a medida. François-Henri Pinault, CEO del conglomerado PPR que agrupa a marcas como Gucci, YLS y Alexander McQueen, entre otras, estima que el crecimiento del sector será del orden del 20% durante este año, a pesar de la publicitada crisis económica. El mismo grupo ha hecho sus apuestas en esta área y abrió en China tiendas masculinas de Gucci y Bottega Veneta. Todo este movimiento no es sino reflejo del buen momento que vive el mercado del lujo masculino.
El factor aspiracional.
Un estudio de American Express realizado en año pasado, señaló que los consumidores hombres de clase media mostraron durante 2011 un aumento en sus compras de bienes de lujo motivados, según las conclusiones del mismo estudio, por un factor mayormente aspiracional. En menor medida, la alza de ese consumo se debería a que las marcas están captando clientes jóvenes a los que han intentado fidelizar con muy buenos resultados. El estudio también muestra que el segmento que más crece es el de los perfumes y productos de belleza. Por razones lógicas, el estudio no desglosa ni da información específica respecto al comportamiento de los consumidores de cada marca, pero señala que son las etiquetas más reconocidas a nivel mundial, las que concentran las preferencias de estos nuevos consumidores de clase media.
En interés editorial.
Revistas conocidas como GQ están al tanto de este fenómeno (que desde luego los beneficia), ya buscan nuevos mercados que explorar lo que resulta de toda lógica. Lo que suena curioso e interesante de analizar es que otros actores que no tienen que ver con el mundo de la moda quieran sacar partido de esta situación. Bloomberg.com, uno de los sitios más importantes de noticias de información financiera y de negocios, acaba de lanzar Bloomberg Persuits, una revista dedicada a los usuarios del sitio (90% de los cuales son hombres). La revista es de corte lifestyle, pero entre sus anunciantes econtramos marcas como Chanel, Ermenegildo Zegna y Rolls Royce.
Ya sea una sólo una tendencia o un fenómeno que llegó para quedarse, lo destacable es las sinergias que se pueden generar en este proceso. El mercado conoce más de los hombres y éstos, a su vez, pierden el miedo a inmiscuirse en el hasta hace poco tiempo atrás desconocido mundo del lujo masculino.