Esperando que todos hayan tenido una muy grata celebración de fiestas patrias seguimos revisando la historia del vestuario de nuestro país. Hoy nos dedicaremos a ver las características de la vestimenta correspondiente a la década de 1900-1910 y para eso te presentamos la investigación de la Corporación Patrimonio Cultural de Chile.
Desde el siglo anterior la moda en Chile ha recibido una fuerte influencia francesa, por lo que el modernismo europeo de principios del siglo XX se reproduce rápidamente en Chile. Ser moderno implica abandonar los tonos oscuros y los sobrios mantos asociados a la vieja tradición española, adoptando colores, encajes, volantes, sombreros con plumas, cintas y flores, carteras, guantes y en general renunciando a la austeridad hasta entonces asociada a la elegancia.
Es notable la cantidad de envios de ropa y otros artículos de lujo provenientes de París y Londres, realizados por particulares en la primera década del siglo XX. La casa Gath y Chávez, instalada en Santiago en 1910, vino a responder a esta creciente demanda, monopolizando el mercado.
En la “belle epoque” la vida social es intensa y ofrece la oportunidad para lucir todo tipo de prendas y complementos. En el centro de la capital coexisten importadores de vestuario, sastres franceses y costureras chilenas con apodos franceses. Se impone el prototipo de la silueta femenina en S, la cual se logra mediante el uso de un corset que mantiene rígido el cuerpo, empujando el busto hacia delante y el trasero hacia atrás. El vestuario contribuye a acentuar esta figura.