Queremos que conozcas más de cerca la vida y el recorrido con la moda que Sabrina Granuecci, la que hoy se integra en nuestra sección Diseñadores VLC, ha realizado hasta este momento. Felices de tenerla en nuestro círculo de diseñadores destacados, podemos comenzar a contar la historia de esta chica brasilera desde que decidió encaminar su carrera por el sendero del diseño y la moda, a los 17 años.
Sabrina nació en Mogi-Mirim, Sao Paulo, pero fue en Florianópolis que cursó estudios segundarios de Administración de Moda en Senac y luego Diseño de Vestuario en la Universidad Univali. Entre los años que estudió estas carreras, Sabrina viajó a nuestro país y durante su estadía de cuatro meses realizó una pasantía con la diseñadora chilena Juana Díaz. De vuelta a Brasil, tuvo la oportunidad de hacer una práctica en la revista de moda Santa Catarina, para luego trabajar en la extinta marca juvenil Turma da Cookie.
Al terminar sus estudios, en 2010, la tercera de cuatro encantadoras hermanas (las que participan activamente en Sabrina Granucci como modelos y colaboradoras), se mudó a Chile y comenzó a producir pequeñas colecciones para su marca homónima. Sin creer en la fórmula del Fast Fashion, Sabrina partió por comercializar sus propuestas a través de diferentes tiendas de diseño independiente.
Su nombre comenzó a oírse un poco más cuando el año pasado ganó el concurso del ya cerrado blog de diseño de Mika Herrera, Clorococó, en el que se vendía prendas por internet dentro y fuera de Chile. Además, a fines del año pasado, invitamos a Sabrina a participar del primer desfile que realizamos como Viste la Calle independientemente.
En estos últimos años, la diseñadora brasilera radicada en Chile ha logrado definir su propio estilo a la hora de crear sus colecciones. Cada una de sus propuestas resalta por la femineidad de sus formas, la simpleza de sus cortes y el buen calce de cada pieza. Sabrina trabaja producciones acotadas-cuatro colecciones anuales y algunas mini-colecciones de prendas que surgen como experimentos o ideas más conceptuales.
“La producción es exclusiva, hecha en el máximo tres del mismo ítem. Todo está hecho por un equipo chico, dentro de mi taller, para mantener la calidad de cada prenda; todas hechas con un proceso casi artesanal, donde nos preocupamos por la calidad de las telas, las costuras y las terminaciones”.
“Creo en una moda donde se crean lazos entre cliente y diseñador. Tengo la pretensión de que mi trabajo pueda generar algún cambio positivo – por más chico que sea- en la vida de quien compra mi ropa. Por ejemplo, vendí un vestido a una chica en España (através de Clocorocó). Una semana despúes recibí un mail de ella, súper agradecida, estaba muy feliz, porque el pololo había notado su vestido y que ella se sentía muy bien usando mi ropa. Eso es de verdad, lo que quiero lograr con mi trabajo” explica decidida la diseñadora.