Hoy pensaba sobre cuáles son los códigos de vestuario que manejamos, en la antigüedad la ocasión de uso era un factor muy importante. Hoy en día los límites que demarcan las “ocasiones” pareciesen ser un poco más difusos, pero si miramos bien, la tradición sigue siendo crucial en nuestras elecciones.
Lamentablemente hoy asistí a un funeral y la mayoría de las personas no usaba negro, algo que antes podía ser casi inconcebible en nuestra cultura occidental. Todos vestían más bien sobrios por supuesto, pero en realidad lo que más llamó mi atención fue el comentario de un familiar directo de la persona que falleció, dijo: “fui el único que vine vestido así”, y se refería a que era el único que se había puesto terno, la intención de sus palabras (por el tono y el gesto que hizo) expresaban que él se había vestido así porque las reglas, tradición o costumbre en su cabeza le decían que la ocasión de uso ameritaba un terno, pero en realidad no era algo que él creía o que le importara demasiado, sólo era “lo que había que hacer” o “lo que había que elegir para vestir en esta ocasión”. Por este comentario comencé a pensar en el poder que tiene el vestuario, como puede generar una actitud y también una percepción, indicando cuan importante, especial o un sin fin de clasificaciones es algo o alguien para uno y/o para la sociedad, y cómo puede reforzar de gran manera una personalidad siendo apoyo de procesos de cambio o madurez, incluso puedes, de cierta manera, arrendar una personalidad a través del vestuario porque aunque en el fondo quizás no seas así, te miras al espejo y te crees el cuento y punto o haces que el resto se crea tu cuento.
Hace poco salí con un grupo de amigas y fuimos al centro, como éramos puras mujeres solitarias caminando por el centro de Santiago medias cortas de plata pensé: “no voy a ir con tacos porque después esperar el colectivo a altas horas de la madrugada muy producida será más peligroso”, he ahí mi enlace mental estar más producida significaba automáticamente más peligro o más miedo, un pensamiento natural, simple, pero raro a la vez o no? Bueno esa misma noche cuando me encontré con mis amigas una de ellas andaba con tacos y por lo general no usa, probablemente ha usado en ocasiones anteriores como su graduación del colegio, su graduación de la universidad y cosas así muy puntuales, y nos decía que se sentía incómoda, que se sentía observada, como media fuera de lugar y que a la vez se sentía como una mujer toda canchera, como que mágicamente un par de zapatos alteraba la manera en que ella se percibía así misma, saz! se los pone y agrega a su personalidad nuevas características, saz! se los saca y esas características se van.
Si lo pienso finalmente es como cualquier cosa que hacemos por primera vez, al principio nos sentimos medios raros porque no es natural en nosotros tal o cual acción o elemento, pero después a través de la repetición se vuelve completamente normal, usar un simple par de tacos para muuuchas es algo que queda para ocasiones importantes, para matrimonios, graduaciones, son o han sido más amigas de las zapatillas (me incluyo en este lote), entonces luego cuando le agarras el gustito a los tacos te empiezas a enfrentar a esta sensación rara de ir con tacos a una fiesta cualquiera, o una reunión típica de amigos o donde se te ocurra ir donde la ocasión de uso no conlleva, supuestamente, tacos y por un rato te sientes extraña para más encima en una sociedad en que por lo general no somos muy atrevidos.
Finalmente estos códigos de vestuario también tienen que ver con eso, con el atrevimiento que es justamente lo que les hablaba en un artículo anterior, por miedo al que dirán, a la burla, por el pudor a que te queden mirando seguimos códigos que por años nos han enseñado y cuando los rompemos por más ganas que tengamos o por más que nos guste cierta prenda o artículo nos limitamos a simplemente no hacerlo o andamos un rato con la güata apretada sintiéndonos incómodos. Deberíamos sacar mejor provecho del poder que tiene la vestimenta, en vez de andar reprimiéndonos o siguiendo códigos en los que no creemos y que nosotros mismos los humanos inventamos. Al final de cuentas todos somos bastante manipuladores a través del vestuario, pero no tomamos conciencia de ello, tenemos una inteligencia que no sabemos que poseemos y que deberíamos aprovechar de otra manera. Esta reflexión salió directamente desde mi estómago a través de cosas que vi u oí, sería entretenido generar una discusión, me interesa saber sobre sus experiencias y opiniones.