Desde siempre los hombres han intentado desapegarse de lo natural pero en este intento de abandono, recurrimos a la búsqueda de sensaciones y recuerdos que nos unan, otra vez a esa naturaleza. Desde el 2009, Vania Ruiz, recurre a la observación de la naturaleza, encontrando aquí muchos de los materiales con los que trabaja o bien la inspiración necesaria para la creación de sus joyas, así nace Casa Kiro.
Este 2011, los motivos que reunen su última colección, se inspiran en el mar y en las formas pintadas sobre los cuerpos de onas. De esta forma, sus dos nuevas colecciones se encuentran bajo el nombre de Alga y Ona.
Alga, se inspira en el cochayuyo, su atractiva forma y la capacidad de anudar consigo múltiples tesoros marinos. Esta capacidad de arrastre, hace de éstas piezas una combinación de múltiples elementos cómo la alpaca, crin, resina, entre otros materiales. Al respecto nos cuenta, “La colección Alga nace un día que fui a recoger cochayuyo a la playa y me fijé que enredadas en las hojas de esta particular alga, venían un sinfín de pequeños objetos de diversa naturaleza que fue arrastrando a su paso. Entonces yo quise hacer lo mismo y fui tomando todos aquellos pequeños objetos que encontré en mi taller, muchos de los cuales habían esperado largo tiempo antes de hallar su destino”.
Ona, está inspirada en las pinturas corporales que cubrían el cuerpo de los hombres de éstas tribus. La utilización de pigmentos naturales, máscaras y disfraces, son elementos que van construyendo y anudando esta colección. Siendo las fotografías del etnólogo alemán Martín Gusinde, aquellas que acercan visualmente las formas que se materializan en esta colección invernal.
Así, Casa Kiro, nos hace viajar en esta colección por el frio patagónico de los onas y los secretos del mar. Deambulando entre colores desterrados del merken, el cochayuyo o la quínoa para conformar finalmente, formas flexibles, que se incorporan a nuestra piel.