Los efectos del cambio climático vienen siendo estudiados y publicitados desde hace ya algún tiempo. Todos estamos conscientes de lo que este fenómeno implicará en términos climáticos, pero sus efectos colaterales no han sido difundidos con la misma fuerza. El consumo, desde luego, será terreno donde estos efectos secundarios harán ruido. Las empresas del rubro de la moda y el retail no están ajenas a este fenómeno y ya toman cartas en el asunto.
Debido al incremento de las temperaturas, la menor disponibilidad de recursos naturales y el aumento en la frecuencia y severidad de los eventos climáticos (tales como inundaciones, sequías, tormentas, etc.), las empresas pueden esperar que sus consumidores y cadenas de producción sientan el impacto de dichos fenómenos, impacto que variará significativemente según el área geográfica de la que hablemos. Qué compren los consumidores, dónde, cuándo y cómo lo hagan estará en un futuro no muy lejano determinado en gran medida por las variaciones climáticas.
El impacto en las materias primas.
El aumento en las temperaturas, el comportamiento errático de las precipitaciones, nuevas pestes, inundaciones e incendios incontrolables amenazan la disponibilidad de los recursos naturales, entre los cuales encontramos materias primas esenciales para la industria, como el algodón. La escasez de las materias primas trae aparejado un efecto obvio: el encarecimiento de las mismas, mayor precio que es traspasado a los consumidores.
En el mismo sentido, la disponibilidad y la calidad de materiales como el algodón y el cuero se han visto díficiles de predecir. La industria cosmética tiene el mismo problema con materias primas importantes para ese sector, como grasas y aceites.
El dramático descenso en la precipitaciones en zonas donde el recurso hidríco presentaba cierta regularidad, ha hecho del proceso productivo un desafío para las empresas, no sólo porque la falta de agua repercute en la disponibilidad de materias primas, sino también porque los gobiernos se han visto en la necesidad de regular el uso del recurso agua, entorpeciendo el proceso productivo, sin contar con el hecho de que los retailers y marcas de moda más exclusivas tienen localizadas sus fábricas en zonas geográficas que se han visto fuertemente afectadas por los cambios climáticos (sudasia), lo que eventualmente podría interrumpir sus operaciones ante un evento climático severo.
Las empresas se han visto obligadas a reaccionar frente a la inminencia de esta problemática. Gigantes como Nike trabajan en la investigación y creación de nuevas materialidades, las que varían desde fibras naturales, como el bamboo, hasta el polyester reciclado. Los esfuerzos en ese sentido no sólo van en beneficio de su propio proceso productivo, sino redundan en la introducción al mercado de materiales eco friendly.
El cambio en las preferencias de los consumidores.
Los productos que los consumidores demanden se verán condicionados por las nueva situación climática. Las condiciones variables y extremas del clima redundarán en gustos igualmente variables por parte de los compradores. Las empresas, especialmente las dedicadas a la venta de ropa, que suelen armar sus colecciones a partir de los ciclos tradicionales de primavera/verano, otoño/invierno, deberán prestar menos atención a dichos ciclos y estar preparados para diseñar y comercializar sus prendas en base a las nuevas condiciones de mayor temperatura y de menos diferencias entre la temporada invernal y veraniega.
H&M ya trabaja en la adaptación de sus colecciones a temperaturas promedios más altas.
Ese será el nuevo escenario que enfrentarán las empresas del retail, escenario que presenta un desafío mayor y que las ha obligado a invertir en soluciones a las problemática en cuestión. Otra de las aristas del tan bullado problema del cambio climático.