“Esto es una cosa horrible que uno nunca hubiera imaginado comprar para su hijo, pero después de la tragedia de Newtown, nuestras ventas son diez veces mayores”, admite Richard Craig, el director de la compañía Enmienda II, una de las varias empresas de equipos de seguridad que desde la tragedia que vivió la escuela primaria de Sandy Hook han aumentado de forma drástica sus ventas.
La masacre que terminó con la vida de 20 niños y 6 adultos en Conneticut dejó en estado de alarma a los padres de muchos niños. Ante esto, comenzaron a buscar una solución que los mantuviera más tranquilos en caso de una nueva situación extrema, pero no son los únicos: escuelas y guarderías infantiles también hacen parte de los nuevos clientes de tiendas especializadas en productos con protección antibalas.
Además de pantalones o chaquetas blindadas, el producto más cotizado, y que puede llegar a costar 400 dólares, son las mochilas infantiles como los modelos de las princesas de Disney o de los personajes de Avengers, ya que pueden utilizarse como escudos. Estas mochilas pesan menos de 500 gramos y “con sus dibujos, los padres están seguros de que sus chicos no olvidarán su maletín blindado en casa y que estarán protegidos si lo impensable ocurriera”, según publicó la compañía en su sitio web.
Otro producto desarrollado por la empresa que nombramos anteriormente es un panel antibalas que rodea los 200 dólares y que se puede introducir fácilmente en una mochila o carpeta, ya que además de ser “Ligero y fácil de extraer, es del tamaño de un libro de texto”, como bien explica Elmar Uy, vicepresidente de una empresa del mismo rubro y quien acota bajo este lamentable escenario que “Nosotros no garantizamos nada, vendemos apenas tranquilidad para los padres”.
