Dos fotógrafos capturaban la exótica belleza de Anjelica Huston durante los años ’60 y ’70. El primero de ellos era su gran amigo Gian Paolo Barbieri –el cual entrevistamos hace un tiempo atrás-, y su pareja por más de cuatro años, quien la convirtiera en su musa tras largas e inolvidables editoriales de Vogue Italia: Bob Richardson, el mismo que después sería conocido como el padre de ese controvertido personaje de la fotografía llamado Terry.
Fallecido el año 2005, Bob Richardson se caracterizaba por un estilo mucho menos insinuante que el de su hijo. Un cigarrillo bastaba para crear la atmósfera sensual que buscaba en sus trabajos, los cuales se mantienen intactos en diferentes libros recopilatorios. Richardson se encargó de perfilar a Huston como la modelo perfecta para Dior en la década de los ’70, e incluso apareció en más de alguna fotografía que tomó junto a la hoy actriz para Vogue Paris. Muchos expertos en revistas de moda incluso tildan a Bob como uno de los únicos que podría hacer que Avedon se cuestionara su trabajo, uno que empezó a la par con David Bailey y su Swingin’ Sixties, pero capturando las emociones como ningún otro fotógrafo antes en revistas de moda.
Reconocido por su difícil carácter, Bob Richardson se atrevió a poner la nota cinematográfica a las editoriales que todos manejaban en estudios o de manera pareja. Sacó a Huston a pasear a las calles de Roma en un trabajo que mezcló el look nazi y Valentino, o incluso puso la nota política a través de sub mensajes que siempre aparecían en sus imágenes. “Mis fotos son más ligeras; las de mi padre, más oscuras, decadentes pero muy, muy reales”, recalca Terry Richardson cuando le preguntan por el estilo de su legendario padre, quien ante todo siempre recalcaba que la libertad creativa era lo más importante.