Colaboración por Paulina Mardones
La primera vez que Aldo Decaniz pisó suelo norteamericano, él y su hermano, oriundos de México, se encantaron con el “American Dream” y decidieron quedarse a vivir. Aldo ingresó al Fashion Institute of Technology (FIT) para estudiar mercadotecnia y en 2009 empezó a trabajar en los backstage de pasarelas y de la semana de la moda de Nueva York.
Fue durante esos eventos que comenzó a salir a las calles y con una sencilla cámara comenzó a fotografiar gente y detalles que le llamaban la atención. “Vi un mercado en el que había poca gente haciendo fotos y era la oportunidad de empezar a hacerlo y poder trascender”, cuenta el mexicano de 32 años.
Es un verdadero autodidacta. Nunca tomó ningún curso de fotografía, solamente se dedicó a ver tutoriales en Youtube sobre el uso de la cámara y siguió de cerca el trabajo del canadiense Tommy Ton, a quien considera el mejor del rubro.
Hoy trabaja para Vogue México y Latinoamérica capturando los mejores looks de las fashion weeks de París, Nueva York y Milán, y dentro de sus clientes figuran grandes de la industria como Kenzo, Chloé, Chanel y Salvatore Ferragamo. Tampoco olvida sus raíces latinas, junto a Vogue ha emprendido una cruzada para dar a conocer el talento local. Hace unas semanas estuvo en Ecuador y además, ha viajado a Colombia y Panamá buscando nuevos nombres.
¿Cómo llegaste a Vogue México y Latinoamérica?
– Necesitaba un cliente fuerte para solventar el gasto y bueno, para que fuera negocio. Aunque en México hay hartas editoriales como Elle o Harper’s Bazaar, mi gusto siempre fue por Vogue. Yo quería estar ahí, entonces toqué la puerta con la editora digital, Carla Castañeda, y afortunadamente ella ya conocía mi trabajo pero no sabía que yo era mexicano, entonces ahí conectamos. Llevo allí cuatro años.
¿Qué te llama la atención al fotografiar?
-Que la persona tenga estilo. Hoy en día ves a miles de personas que están vestidas con marcas, pero a mí lo que me gusta es que tenga estilo y tenga personalidad. Me llama la atención los zapatos –admite tener especial fascinación por las zapatillas– o una bolsa, o la combinación de prendas, también si trae un peinado muy diferente. Son decisiones muy rápidas, así que si me preguntas por qué fotografié esto, pues porque me gusta.
¿Cómo definirías el street style en Latinoamérica?
– La latina es color, le gusta enseñar más piel, es más alegre y eso se ve en la forma de vestir. Pero el street style de aquí ha evolucionado, la gente está más metida en esto de la moda y bueno, tengo la frase de que “la moda está de moda en estos momentos”.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
-Que siempre es algo diferente. Por más que vayas dos o tres veces al año a París o a Nueva York, nunca va a ser como la vez pasada, siempre hay un lugar nuevo, personas nuevas que descubrir.
¿Cuál ha sido la mayor satisfacción en tu carrera?
-Yo creo que todo ha tenido un valor importante. Nunca me quedo como: “ya logré este, satisfecho”. No, siempre es más, más, más, y sobre todo trabajando con Vogue, no puedo decir: “bueno, ya estoy aquí”. Al contrario, la competencia se vuelve cada vez más difícil porque no solo fotógrafos mexicanos quieren estar ahí, sino fotógrafos de todas partes del mundo quieren estar en una publicación así.
Recorres las principales fashion weeks, ¿tienes alguna favorita?
-Siempre París. Para mí es la mejor, ahí encuentras las mejores marcas, toda la gente lleva sus mejores looks y es bonito por todos lados. Luego viene Colombiamoda, es otro estilo de fotografía, más colorida, y me gusta que también puedo enseñar al mundo que esto en Latinoamérica es importante.
¿Tienes algún proyecto futuro que te entusiasme?
-Sí, estoy en un proyecto con un amigo y mi hermano, está involucrada la moda, es algo que me entusiasma demasiado porque es poder darle fuerza a Latinoamérica para el mundo, ya pronto lo compartiré. Y planeo para el siguiente año ir a Corea o Japón, ahí hay mucha tendencia, así que quiero darme una vuelta por allá.
¿Tienes alguna proyección para la fotografía de street style?
Es una locura. En el 2009 cuando empecé, eran como si mucho, unos treinta fotógrafos, ahora son millones. Se ha desvalorado al estar todo el mundo tomando una foto de lo que sea, por eso siempre he tratado de darle valor agregado a mi trabajo y me ha funcionado tanto para la revista como para lo personal. No por publicar cien fotos eres mejor, la idea es que si tú publicaste veinte, es porque esas veinte valen la pena. Con la revolución de lo digital se ha perdido un poco el valor de la información, la gente no valora todo el trabajo que hay detrás de una foto. Pero creo que eso tiene que cambiar. Es como una rueda de la fortuna: hoy día es una cosa y mañana vamos a regresar a lo básico, entonces el que siempre esté ahí creando buen contenido y siendo selectivo se va a mantener.
Fotografía: Aldo Decaniz para Vogue México y Latinoamérica