“You don’t understand, this is an Alaia.”
“An a-what-a?”
“It’s like a totally important designer.”
Cher Horowitz tenía razón. La anterior es una de las referencias popculturales más conocidas de los noventa, sin embargo, el totally important designer apenas sale en los medios y puede pasear su corta humanidad con tranquilidad por el mundo. Y aún sin protagonismo, ese desconocido se las arregla para encantar a mujeres, celebridades y anónimas, de todo el mundo.
La semana pasada, durante la Semana de la moda de París, Alaïa fue el encargado de cerrar el ciclo. Lo hizo con el primero de sus desfiles organizado en 8 años. Un verdadero acto de valentía y rebeldía en una industria que ya no sólo requiere colecciones de temporada y anticipos, sino también un montón de colecciones intermedias, colaboraciones con H&M, colecciones cápsula, etc. Alaïa se las arregla para sobrevivir, ser exitoso y amado por las mujeres (mujeres tan distintas como Michelle Obama, Victoria Beckham y Cathy Horyn) trabajando a su ritmo, sin presiones, lo que incluso lo llevó a rechazar la propuesta de la casa Dior para suceder al caído en desgracia John Galliano, básicamente el sueño de todo diseñador de moda.
Y a pesar de que en éste desfile la concurrencia fue escueta, no se transmitió en Stream en vivo por Internet, y hubo poco de la conocida fiesta alegre y vacía de bloggers, celebrities y voguettes a los que ya nos acostumbramos, fue uno de los desfiles más comentados y valorados por el público y la crítica.
Se suele decir dice que Alaïa es uno de los diseñadores más tímidos del sistema actual de la industria, pero el modisto, que cuenta con una trayectoria de alto nivel desde hace más de 30 años, es “algo” más que tímido. Simplemente es, que a mucho talento y tesón, ha logrado un nivel de independencia poco común en la industria actual: No le interesan las fiestas y las portadas, no hace publicidad y su ropa está lejos de ser recurrente en las revistas de moda. El éstá y trabaja en moda, simplemente porque la ama y porque “cada dia aprende algo nuevo”.
Testarudo, se ha hecho de poderosos enemigos en la industria, lo que lo mantiene marginado de los medios. La más poderosa de esos enemigos, es sin duda Anna Wintour, quien no ha fotografiado una prenda del diseñador durante años. Alaia no se queda atrás en la disputa; “Ella dirige muy bien el negocio, pero no la parte de la moda. Cuando veo cómo está vestida, no creo en su buen gusto ni por un segundo (…) Otras personas piensan como yo, pero no lo dicen porque tienen miedo de no salir más en Vogue. Como sea, ¿quién recordará a Anna Wintour en la historia de la moda? Nadie”. Ni siquiera un mimado de la industria como Karl Lagerfeld se salva de sus dichos. Para Alaïa, el duque “Es una caricatura. Nunca ha tocado un par de tijeras en su vida. Tal vez sí es grandioso, pero yo prefiero morirme antes que salir en un comercial” (fuente).
Pero dejando todo eso de lado, “el mejor costurero que ha existido jamás” (segun Suzy Menkes), seguro que no decepcionó a nadie en su último desfile. Si es que hay una idea de lo que la Haute Couture como fantasía debería ser, y si es que alguien es capaz de llevarnos a la idea del creador de moda como autor, Alaïa cumple con los requisitos y más. Y si es que existe en la práctica la idea del genio que a fuerza de su talento no replica lo que se vende, sino crea un mundo propio independiente de las tendencias imperantes, ésta colección alcanzó el puntaje máximo. En cada una de las creaciones que vimos ésta vez del tunecino, podemos entender un poco más acerca de su mundo de diseño, dejándonos claro que si quizás su talento más obvio es ser un artesano impecable, su verdadera magia consiste en leer como un libro los sueños de moda de las mujeres.
Fotos. Style.com