Voy feliz junto a mi bolso camino al metro cuando paro y me pregunto, ¿Qué tan práctica me resulta esta nueva moda?, lo analizo un segundo y noto que nunca me costó tanto encontrar las llaves para entrar a mi casa y que el solo hecho de creer que encontraré mi encendedor resulta una utopía. Me sonrío y noto que desde que lo tengo fumo mucho menos que antes. Un punto a su favor.
Continúo mi camino. Veo el reflejo de mi bolso en una vitrina y me digo, que importan las llaves o el encendedor cuando tengo este bello ejemplar colgando de mi brazo.
Estoy consciente que cuando, firmas como Gucci, Fendi, Dolce & Gabbana o Prada comenzaron la propuesta de bolsos de mano para hombre, no pensaron que sería la solución a todos nuestro problemas, más bien debió de ser algo como “ya que cambiamos sus mochilas por morrales, ¿por qué no cambiar sus morrales por bolsos y agregamos un nuevo producto a la lista de súper ventas de nuestras tiendas?, lo extraño de todo esto es que sigue sin importarme el por qué de su aparición en el mercado.
Continúo mi camino y sin quererlo e golpeado a un par de personas con mi bolso, me detengo nuevamente, pero esta vez preocupado. Ya que ahora no solo se trata de mi, pues hay terceros involucrados. Pero en el fondo sé que poco me importa.
Miro a mí alrededor y noto que no hay muchos hombres que carguen un bolso en su brazo. Está claro, esta moda aún no es del todo acogida en nuestra ciudad, hay prejuicios al respecto, aun que sé que en un futuro, los bolsos para hombres serán una pieza más del guardarropa masculino.
Si lo meditamos, todo tiene sus pros y sus contras y cada uno sabe que es más importante a la hora de hacer este balance, lo que es yo, me inclino por mis bolsos donde sé que a pesar que me costará un poco, podré encontrar todo lo que pueda necesitar.
