A fines de los años ’80, los fotógrafos de moda aun estaban influenciados por el glamour de la era Francesco Scavullo, quien se encargó de comenzar junto a Richard Avedon el boom de los trabajos que agruparon a supermodelos en una misma toma. Para la campaña de Versace de principios de los ’80, Avedon retrató a Janice Dickinson, Patti Hansen y Rene Russo juntas, y Scavullo tomó el ’86 una foto con Carol Alt, Renee Simonsen y Paulina Porizkova, entre otras. Estos clásicos fueron luego reversionados por uno de los fotógrafos más importantes del blanco y negro: Herb Ritts, quien se encargó de cimentar la fama de las supermodelos de los ’90 que se le atribuirían a Steven Meisel, en diferentes tomas con Cindy Crawford, Tatjana Patitz y Christy Turlington, y que por supuesto después haría icónicas Peter Lindbergh con su portada Vogue en blanco y negro.