Hoy en día el punk, de contracultura hecha a la medida del descontento de jóvenes de clase obrera en la Inglaterra de los setenta, ha pasado a ser una forma en que las grandes marcas atraen al público, para vender ropa hecha en seríe y adornada con tachas a chicas que aspiran a verse rockeras y peligrosas, pero que sin embargo, jamás descuidarían sus olores personales o se sentarían en el suelo. Aunque la mayor parte del tiempo poco y nada queda del verdadero espíritu punk en cuanto al look, sin duda éste es uno de los movimientos culturales que ha logrado mantenerse más vivo dentro de la juventud alrededor del mundo, y uno de los pocos que ha logrado trascender hacia estados que se adecúan a los tiempos, aun cuando cada vez más sus lenguajes parezcan más anacrónicos y su estilo menos amenazante (y por lo tanto, menos efectivos).
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