No hay caso. Aunque ya no esté como en sus tiempos mozos, donde todos literalmente copiaban cuanto look se ponía, igual sigue siendo un referente obligado a la hora de hablar de estilo personal. Porque mientras todo el mundo hablaba de glamour ella lo modernizaba con un abrigo de piel sobre jeans simples, o le cambiaba la cara a los vestidos con el que decía “Ginsberg is God”. Siempre con la última palabra, y al mando de todas las tendencias.