Colaboración especial por Andrea Martiriosway
Con 15 años descubrí mi primera chaqueta de $500 pesos, y no me despegué más de la exclusividad de la ropa usada. Es que la ventaja que tiene -ya pasando el estigma de la reticencia por imaginar cuantos dueños ha tenido-, radica precisamente en que nadie más puede vestirse con lo que hemos elegido, lejos de la facilidad que ofrecen las multitiendas, que aunque nos salvan a la hora de comprar una prenda, poco nos convencen cuando tropezamos en la calle con más de dos personas usando la misma que habíamos elegido con tanta paciencia.