Por m-columnista, corresponsal desde New York
Ya me comentaban hace tiempo que hubo roces entre tiendas de la calle El Manzano, en Patronato, porque una le copiaba a la del lado los modelos. Nunca lo vi, no me consta, pero vale la pena preguntarse. ¿Qué las detiene?
Pues al parecer, poco. Y en todas partes se cuecen habas. Cuenta el New York Times el caso de Dana Foley y Anna Corinna, dos mujeres que pensaron que iban a hacer otra cosa de sus vidas pero terminaron vendiendo ropa en la Gran Manzana, específicamente en el Lower East Side (que ahora que me doy cuenta podría tener algunas cosas en común con Patronato).
Partieron en un mercado de las pulgas (por acá hay unos maravillosos) y hoy tienen una empresa de moda con cerca 20 millones de dólares en ventas anuales al por menor. Estas socias se han caracterizado por tener clientes farandulosos y televisivos, pero al mismo tiempo por mantener el bajo perfil. Con esa característica, se volvieron la presa favorita de las tiendas que se especializan en hacer copias baratas de diseñadores de moda. Y no estoy hablando de la copia del barrio chino, sino de la versión industrializada de una prensa de diseño.
Paris Hilton usó uno de sus vestidos en el show de David Letterman y al poco tiempo la tienda Forever 21 hizo su versión por 40 dolarcillos (el original estaba más cerca de los 400). Al parecer la popular Urban Outfitters también sacó unas versiones sospechosamente similares a las ideas de Dana y Anna.
La historia de estas mujeres tiene todo para inspirar al lector. Se han ido involucrando en esta lucha de defensa de su creatividad, buscando la justicia y el bien mayor. Ya veo la película producida directamente para la televisión.
Ahora, reconozco que después me miro el bolsillo y me doy cuenta que nunca accederé a los diseños de Dana y Anna, y que quizás si las tiendas más baratas hacen una versión alcanzable… aunque no sea igual… pero ¡NO! No puede uno ser tan débil ¿no?