El año 2000, Jil Sander se alejaba de su famosa marca, la que fundó en 1968. Luego de un periodo en el que Prada compraba cerca del 75% de la compañía, las diferencias entre la diseñadora alemana y Patrizio Bertelli, Director Ejecutivo de la marca de Miuccia, la dejaron completamente fuera de su propio imperio finalmente el 2003. Todo hasta que Dior llamó a Raf Simons, el que fuera responsable de Jil Sander hasta este año, y la misma diseñadora decidió retornar en gloria y majestad.
Con una clase magistral sobre lo mejor que sabe hacer, una colección llena de minimalismo inteligente, la legendaria Jil Sander mostró su propia visión sobre la temporada primavera verano 2012-2013 en Milán. El fondo lo dio la siempre presente dualidad en blanco y negro, que tanta gloria le ha dado a esta firma. Pero esta vez, Sander se lució acompañándola de un futurismo pulcro, con botines y líneas incluidas, que solo dieron paso a un roce entre los años ’60 y la actualidad.
Los toques de color estaban siempre presentes, en pantalones y abrigos cómodos, sello de Jil Sander. Las capas se mantenían a través de las proporciones de grandes volúmenes, en un juego que contrastaba con la silueta en V, en Y y también en jumpers simples y efectivos. Una mirada a los grandes éxitos de la casa se unieron en cuestión, en una tarde que trajo de vuelta a la diseñadora que se apoderó magistralmente del minimalismo, que tan manoseado está actualmente. Todo esto lo pudimos presenciar en vivo y en directo en Milán Fashion Week.