En este Artículo número 98, retomamos el notable hacer de Westwood, mientras vamos pasando de recoger y exponer imágenes en blanco y negro a imágenes a todo color, armadas con ese grano nostálgico propio de los registros de los años 70.
Como se expuso en el artículo anterior, la tienda “Sex” de Westwood y McLaren fue no solo un espacio que soportó y catapultó el lenguaje formal del punk en todos sus ámbitos, sino también un centro de reunión e intercambio, donde ocurrió uno de los “eclipses culturales” más importantes de la época: allí se conocieron y constituyeron los Sex Pistols, quienes llegaban al lugar a revisar discos y charlar al respecto. Sumemos a eso la intersección de ellos con McLaren y Westwood, donde esta última se tradujo inmediatamente en consecuencia: ella fue quien generó su propuesta de vestuario, caracterizada por textiles rasgados (sobre todo en pantalones); mensajes contestarios en camisetas; prendas en tela de tartán; chaquetas con aplicaciones metálicas; alfileres de gancho, hojas de afeitar, collares de perro y cadenas de baño como piezas de bisutería y maquillaje y peinado caracterizados por la exageración en forma y volumen. Todo en un lenguaje que le cantaba al fetichismo, encendiendo fuertemente este nuevo movimiento musical en el “país isla”.
Desde aquí Vivienne Westwood comienza a cuestionarse respecto del diseño, investigando las formas que nos preceden: ¿Qué de ello puede retomarse y reemplazarse en el contexto en el que se estaba? Fue así como el vestuario del siglo XVII y XVIII la removió a tal punto que tomó su estructura general reinterpretándola, originando la primera colección que es lanzada con un desfile, (el cual fue impecablemente producido por Malcolm McLaren) bautizada como “Pirates” en 1981, que observó el vestuario de piratas y bucaneros, muy importante en el origen del movimiento “New romantics” de principios de los 80. Aquí comienza su hacer fundado en un enfoque historicista, lo cual se convierte en un sello identitario de su trabajo.
Además de la reflexión histórica respecto del vestuario, hay otro aspecto que debe ser rescatado del trabajo de Vivienne Westwood, que proviene del hacer para/con los Sex Pistols: la inclusión de mensajes políticos en sus propuestas y actos. Por ejemplo, en Septiembre del año 2005, Westwood se unió al grupo “Libertad” en pro de defender los derecho civiles de los británicos, poniendo en marcha el diseño exclusivo de camisetas para adultos y ropa para niños con el lema: “Yo no soy un terrorista, por favor no me arresten”.
En Abril de 1989 aparece en la portada de la revista Tatler (revista británica fundada en 1709 por Richard Steele, que hoy se constituye como una publicación de gran calidad orientada hacia el glamour y estilo de vida de la clase alta), caracterizada como Margaret Thatcher, llevando un vestido encargado por ella que aun no había sido entregado y, como si fuera poco, la imagen iba soportada por un texto que decía: “Esta mujer alguna vez fue punk”. Claramente este acto pro punk, ligado a la performance, enfureció a quien fuera en ese entonces primera ministra del Reino Unido. Esta portada se ha convertido en una de las más memorables de la revista y fue incluída en la lista de “The Guardian” (importante diario británico) como una de las más potentes de la historia de Inglaterra. Así es como hoy, con la misma fuerza, apoya manifiestos activos anti-propaganda y anti-consumo, ligados al arte como espacio de reflexión respecto de la condición humana y el fenómeno del cambio climático.
Notable esta mujer, ¿no?.
