Paloma Labrín tiene un claro gusto por la Alta costura, la confección de múltiples detalles y por aplicaciones hechas a mano que dan un valor agregado a sus prendas. Pero no todo se trata de vestido de noche, ya que combina de todo un poco; piezas urbanas, calzas deportivas, vestidos de cóctel y elementos muy teatrales que cuentan una historia en particular. En este caso, nos cuenta un relato épico, reinterpretando desde su punto de vista el apocalipsis con la llegada de un ejército de ángeles a la tierra.
Quizás el hecho de reunir tantos elementos diferentes confundió al público, que en vez de ángeles y guerreras vieron desfilar también a unas cuantas sirenas y versiones femeninas de Robin Wood. En todo caso, destacamos el trabajo infinito detrás de cada pieza fruncida, pintada a mano o tejida como en el caso de las cotas de mallas medievales.
Lo que no entendimos, fue el uso de prendas de su colección pasada, como el vestido corto blanco con líneas negras y la chaqueta blanca, que poco y nada tenían que ver con el concepto de la colección primavera-verano 2012, una de las más logradas hasta ahora. Aunque creo que en general se veía todo un poco sobrecargado de información, se agradece que un diseñador se tire con todo a la piscina, arriesgando mucho más que el resto.
Fotos: Paula Labra