El chaleco y su historia, así como el de muchas prendas, proviene en su primer momento del uso masculino, pero con el paso del tiempo salta hacia el clóset de muchas mujeres.
La palabra chaleco proviene del turco ielék. Actualmente en Francia es nombrado como gilet, término proveniente de la antigua forma española, jileco. España por otra parte, recibe este término de los árabes como yalika. Esta palabra ya es parte del Quijote en su primera edición (1605), siendo registrada como gileco.
La función de esta prenda es abrigar el pecho bajo la chaqueta, portando cuatro bolsillos y sirviendo para sujetar la corbata. Esta llega hasta la cintura, sin mangas, encontrándose bajo la chaqueta y sobre la camisa. Su uso es registrado también en los tiempos del reinado de Luis XIV, siendo decorado con bellos encajes o escenas que mostraban momentos sociales y políticos.
Esta prenda masculina es trasladada a principios del siglo XX al clóset femenino, quienes lo adoptaron para combinarlo tanto con faldas como blusas. En los 60’ las mujeres usaban chalecos masculinos, condiciendo las nuevas normas de liberación que estaban gestándose. En los años 70’ y 80’ se inicia la confección de chalecos en distintas telas, convirtiendo su uso en una prenda popularmente femenina.