Ver imágenes creadas para generar sensaciones, comunicar, además de proyectar una exquisita estética, parece ser el deseo creativo de Kimiko Yoshida. Fotógrafa japonesa radicada desde 1995 en Paris, con el fin de alejarse de la discriminación sexual de su país de origen.
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Con un trabajo basado en autorretratos y como soporte permanente de estos, ha construido una identidad reconocible en distintas latitudes del mundo. Sus amplias fuentes de inspiración, lo que ella llama “Naturalezas muertas”, recrean constantemente situaciones de origen espiritual, social y cultural, de una riqueza visual tal, que cada autorretrato es una obra de arte, de ese arte que habla con claridad, con un lenguaje directo y por supuesto, con el deseo de ser interpretado. El contener soportes nunca antes utilizados es lo que la ha llevado a ser una de las artistas visuales más valoradas de los últimos tiempos. Los invito a conocer su trabajo a través de las siguientes fotografías:
