El tema siempre me ha llamado la atención. Desde que me acuerdo que siempre me he preguntado para quien o para quienes (en realidad) se visten las mujeres y en que porcentaje lo hace. Para quien gastamos todo el sueldo en una prenda que vamos a usar dos veces, mantenemos clósets imposibles, nos endeudamos, o caemos en exageraciones y cambios extremos…Todo este problema ¿Es para nosotras mismas, para los hombres o para otras mujeres?
Aunque a todas nos gusta pensar que cada centavo gastado en nuestro guardarropa es para nosotras, y que cada prenda es un acto de femineidad y empoderamiento que tiene como fin hacernos sentir mejor con nosotras como persona y como mujer, creo que la verdad de todo (con la mano en el corazón, chicas) es que la gran mayoría de las veces, nos vestimos para otras mujeres. Causar los cumplidos, la admiración, o incluso la envidia de nuestro propio género es un logro personal y un deporte adictivo, ya que todas sabemos lo críticas que suelen ser las mujeres con el tema, y lo mucho más fijadas que son (somos) en comparación a los hombres. Incluso, en una reunión de chicas (muy fashionistas todas, por cierto) escuché la frase que mejor lo resume: “Yo me miro al espejo, y si no me imagino a mi amiga mejor vestida envidiándome el look, es que no llegué a la meta”. Admirable honestidad, por decir lo menos.
¿Es que acaso no nos interesa la admiración de los hombres? Claro que si, pero creo que, hablando en términos generales, la aprobación masculina es más importante en etapas transitorias en vez de un comportamiento sostenido en el tiempo. Imposible obviar los momentos en que la búsqueda de ésta aprobación es más clara: La adolescencia (que vio pasar a los peores errores fashion y de juicio de todos), los periodos de soltería (en que las recatadas del grupo salen a bailar con mini de látex), después de transformaciones físicas extremas, etc, etc, etc.
Por supuesto, hay mujeres que se visten para los hombres de forma regular y cotidiana, pero mi experiencia vital me indica que, en la realidad (porque la ficción está lleno de ellas) éste tipo de mujeres son pocas, y suelen ser juzgadas duramente por esas máquinas de juzgar que somos las mujeres. Las más seguras de si mismas y amantes de su estilo sobreviven al bullying y salen fortalecidas y más sexies que nunca del impasse, e incluso pueden lograr ser referentes de estilo si el espíritu de los tiempos las acompaña. La mayoría eso si, es tristemente doblegada ante la presión social, lo que es una lástima, ya que grandes ideas de estilo han salido de éste tipo de enfoque de la moda. ¿O creían que los corsets visibles y las minifaldas fueron popularizados por damas recatadas?
Dejando de lado las divagaciones, vamos al grano. Ustedes, ¿Se visten para ustedes mismas? ¿Para sus amigas?, ¿Para las mujeres más estilosas?, ¿Para los hombres?, ¿Para los gays? (Mi nuevo grupo de influencia favorito, que combina gusto por la espectacularidad con conocimiento de moda).