Seguimos revisando la historia del vestuario de nuestro país por lo que hoy nos dedicaremos a ver las características de la vestimenta de la década correspondiente a 1930-1940 y para eso te presentamos la investigación de la Corporación Patrimonio Cultural de Chile para conocer en detalle el look de estos años.
Con la llegada de los años 30, se comienza a debilitar el dominio del estilo rupturista de la década anterior. Junto al carácter mundano de la mujer moderna, liberada, conversadora y fumadora, delgada, pálida y cubierta de maquillaje, de pelo y falda corta, denominado con el término “smart”, convive otra imagen que responde al “charme”, o encanto, de una mujer más tradicional cuya fineza está asociada a la femeneidad, la sobriedad y los buenos modales, que vuelven a cobrar vigencia. Pelos largos y moños elaborados reaparecen en las revistas de modas. La silueta delgada es abandonada por un culto a la salud y al cuerpo, que promueve un aspecto saludable, la vida al aire libre y el contacto con el sol. La esbeltez del cuerpo se consigue en parte mediante el uso de ropa interior como el sostén-senos y la faja, que, de acuerdo a un anuncio publicado en El Mercurio en 1937, “modela el cuerpo de acuerdo a la última moda sin causarle molestias ni sofocaciones”. La ropa deportiva adquiere enorme importancia: trajes de baño tejidos, pareos, shorts, tops, salidas de baño y sandalias. El pijama de piernas acampanadas es fundamental.
La nueva silueta, simple y con el talle a la cintura, pone en valor las formas naturales del cuerpo. Se imponen los conjuntos de dos piezas estilo Chanel, combinados con distintos tipos de blusas. Las faldas son plisadas y tableadas al inicio de la década y godé o evasé hacia fines del período. Los vestidos de día son simples y sin decoraciones con el objeto de lucir las joyas y accesorios. Para la noche, el traje largo, escotado en la espalda, es el favorito. Aparece una gran variedad de materiales, incorporándose fibras artificiales como el rayón y la seda sintética. Se usan abrigos de paño con aplicaciones de piel y abrigos de piel. En el verano triunfa el lino, combinado con otras fibras que evitan las arrugas. Hacia finales de la década, el sombrero es una pieza imprescindible. Diseños asimétricos extravagante y mucha decoración dan cuenta de la influencia del surrealismo.