– What the hell is that?
– A dress.
– Says who?
– Calvin Klein.
Si el diálogo de arriba les suena, es porque, igual que yo, crecieron durante los noventa y Clueless (de donde viene el diálogo anterior) en algún sentido tocó sus vidas. Bueno, no tan así, pero a mi siempre (y digo Siempre) me gustó el vestido blanco de inspiración lencera que usaba Cher.
Todo esto me vino a la cabeza debido a que me acabo de enterar que Francisco Costa – diseñador de la casa americana- lanzará proximamente una re-versión de éste nuevo clásico, aspirando a captar comercialmente el eterno deseo que despiertan sobre nosotros algunas prendas de cualidades mágicas que se exhiben en el cine, y que por instantes o por tiempos más prolongados, pareciera ser que van a cambiar el destino de la moda. Aquí no hablamos de estilos construidos en base a años de esmero, sino esos vestidos, carteras y accesorios que no necesitan más que algunos segundos en pantalla para hacer que las mujeres se vuelvan locas de deseo (suena chulo, pero es así.) Acá van algunas de ellas:
El vestido verde de Expiación: Un vestido que cambió (al menos por el 2007) la forma de ir a graduaciones y casamientos, y que produjo más de algún dolor de cabeza a las que llegaron vestidas iguales a la fiesta. No a todas les quedaba como a Keira.
Los aros de cafetera de mujeres al borde de un ataque de nervios: Verdadera sensación europea el año 87, no puedo darlo por seguro, (no estuve ahi), pero según un conocido que si vivió el boom, estos aros fueron Grandes. Los vi recién 13 años despues y todavía no consigo unos.
El polerón cortado de Flashdance: Nada que decir. La gente lo vió, se volvió loca, cortó todo al hombro y fue una tendencia tan insigne de los ochenta que incluso volvió en los dosmiles. Si eso no es influencia, no se qué es.
El traje Tarantino: No se si se acuerdan, pero para los hombres, la combinación de traje negro, camisa blanca y corbata negra estaba media de capa caída, hasta que Tarantino y sus perros de la calle la transformaron en el uniforme del tipo rudo, cool y de pocas palabras que tantos admiradores e imitadores (algunos mejores que otros) tuvo después. Sin duda, los malos imitadores mataron el look, pero nos queda el recuerdo de lo increíblemente cool se veían esos tipos en la pantalla.
Éstos son algunas de mis prendas fetiches favoritas, pero sin duda, hay millones más y podríamos seguir por siempre recordándolas. ¿Cuales son las de ustedes?