Que me perdone Regina Root, excelente expositora del congreso Inexmoda, pero quiero seguir citando su magnífica conferencia en Cartagena de Indias. Esta mujer maneja muchísima información y tiene un punto de vista súper claro, interesante.
En su exposición invitó a los consumidores de moda a no distraerse con las tendencias y comprar como si estuviera adquiriendo algo para las futuras generaciones, como una manera de no seguir fomentando los vicios del fast-fashion (exceso de emisiones de Co2 en la cadena productiva, exceso de basura en los vertederos, creación de consumo desechable, etc).
Pero, además, planteó seis preguntas que a su juicio debiera hacerse todo diseñador de moda que quiera enfocar su trabajo en términos éticos y de sustentabilidad. Tal vez dijo más, pero estas son las que alcancé a anotar:
1. Esto que estoy creando, ¿es necesario? ¿lo necesitamos?
2. ¿Es ético?
3. ¿Qué impacto tendrá en la comunidad?
4. ¿Es justo (desde el punto de vista social: explotación de mano de obra, etc)?
5. ¿Se puede reparar o volver a utilizar?
6. ¿Cuál es el costo ambiental de este diseño en todo su ciclo vital?
Es difícil en Chile cumplir con todo lo que estas preguntas plantean. Lo más probable es que, por ejemplo, a los diseñadores no les quede otra que usar telas de China, donde las condiciones de trabajo de los empleados no tienen la mejor fama, si quiere mantener precios competitivos. Porque el consumidor nacional promedio todavía no está tan dispuesto a pagar extra por moda sustentable.
En Europa y Estados Unidos, según cifras entregadas en Colombiamoda, la gente paga entre un 10 y un 12% más del precio habitual si el producto cumple con estándares eco. En Chile hay gente que quiere y puede pagar más, pero todavía es poca. Hay mucha más personas que pagan caro por otros valores, como la marca o la exclusividad. Pero en lo eco nos falta mucho todavía.
