Si tuviera que resumir en una frase esta edición de New York Fashion Week, diría “en la diversidad está la perefección”. Telas brillantes, tejidos, lentejuelas; prendas vaporosas, despegadas de la silueta, curvas, vuelos y piezas que sobresalían, fueron algunas de las características que más destacaron en estas pasarelas. La mayoría de las propuestas para la temporada Primavera-Verano 2017 resaltaron por su innovación y la variada mezcla de colores y formas.
En esta oportunidad Thom Browne nos trasladó a 1950, presentándonos su colección a través de un show completamente artístico y lleno de glamour. Pudimos ver desde brillantes vestidos hasta oufits coloridos, donde utilizó el recurso de la sastrería femenina. Ver esta pasarela, era como ver una pintura, incluso llegué a pensar que estas modelos -de cera- podrían tener una parte del traje pintado en su cuerpo.
El diseñador Josep Font, director creativo DelPozo nos demostró, una vez más, por qué su marca es una de las casas de moda más consolidadas. La propuesta de Font estuvo inspirada en el arte impresionista del artista español Joaquín Sorolla y el artista contemporáneo Soo Sunny Park. Piezas de grandes volúmenes, pantalones a la cintura, blusas en forma de burbujas con fuertes connotaciones, fueron parte de la propuesta de este diseñador, quien nos regaló una pasarela impecable, donde la seda y el blanco fueron los protagonistas.
El hijab llegó a las pasarelas de New York Fashion Week con el debut de la diseñadora indonesia, Anniesa Hasibuan. Esta es la primera vez que se presenta una colección donde las modelos utilizan el hijab para cubrir sus cabezas y pechos, como muestra de respeto a la cultura musulmana. Hasubuan demostró con esta pasarela que la vestimenta de una cultura no es impedimento para que una mujer pueda lucir hermosa, elegante y con estilo. La propuesta de esta diseñadora incluyó trajes de dos piezas y vestidos con mucho brillo y seda.
Carly Cushnie and Michelle Ochs, mentes creadoras de la marca Cushnie et Ochs, presentaron una colección donde prevalecían las piezas asimétricas con escotes pronunciados y figuras que dejaban al descubierto mucha piel. La propuesta de estas diseñadoras incluyó vestidos, trajes de dos piezas y trajes de baño. Por su parte la diseñadora Tory Burch mostró una colección de vaporosos trajes inspirados en su tierra natal, Massachusetts. Burch nos demostró como la simpleza de una pieza puede crear contrastes de elegancia y sofisticación.
Finalizamos esta segunda parte del resumen con una pasarela de altura, como lo fue la del diseñador Marc Jacobs. Ver esta pasarela me hizo volver a preguntarme ¿el diseño de moda es arte?, y la respuesta fue sí. Modelos con coloridas dreads, zapatos plataforma y trajes llenos de estampados digitales con colores llamativos hicieron de la pasarela de Jacobs todo un espectáculo que nos hizo dudar si estábamos en un show de moda o en otro lugar del planeta.