Al igual que Halston partió haciendo sombreros, pero su profesión lo llevó a apreciar la moda desde otro punto de vista. Bill Cunningham, como les hemos contado, se ha convertido en uno de esos personajes entrañables, que aparecen una vez cada un millón de años y que en nada se compara a cualquier otro divo o diva de la misma industria de la moda, la que por cierto está plagado de ellos. Él prefiere vestir con el mismo uniforme sin importar si está en París o Nueva York –cortavientos azul y pantalón de vestir-, salvo que asista a alguna gala, y su medio de transporte desde siempre, ha sido la bicicleta. Esto y mucho más es lo que se puede apreciar en el documental “Bill Cunningham, New York” (2010), uno de los mejores del género relacionado con la moda.
A través de la visión de Richard Press, en el documental -que además será estrenado en FIDOCS 2012 por estos días-, aparecen los infaltables personajes famosos como Anna Wintour, Iris Apfel, Carmen Dell’Orefice, Anna Piaggi o Michael Kors, hablando o posando para el fotógrafo, quien forjó su carrera al servicio de inventar el hoy famoso estilo de retratar la ropa de los otros, o el street style que tanto practican desde Scott Schuman hasta el mismo “Viste la Calle”. “Cuando le dije que él sería el centro del documental, solo atinó a reír y a señalar que la gente no estaría interesada en un simple reportero”, comentó el director Richard Press al ser entrevistado por su trabajo. Porque así es Cunningham; mientras todos se enfundan con lo mejor de Dior, Prada o Lanvin, el acude a un simple supermercado para comprar la misma chaqueta cortavientos de plástico una y otra vez, apenas se rompe la que ya tiene.
“Todos nos vestimos para Bill”, señala la temida Anna Wintour, una frase que de partida ya da el clima para lo que muestran los 84 minutos de presente y pasado en la vida de este verdadero artista, que antes que nadie también fue el que impulsó las comparaciones entre pasarelas y vida real. Autor de dos columnas en el famoso New York Times, Bill Cunningham es reconocido a través de este documental con el sitial que merece, y a pesar de ello la humildad que mantiene no solo con su trabajo, sino también con su propio estilo de vida, es algo digno de admirar en un mundo en el que la palabra casi no existe.
