Entrevista a Linda Morand, supermodelo norteamericana de los ‘60

Entrevista a Linda Morand, supermodelo norteamericana de los ‘60

Fotos facilitadas por Linda Morand

Su elegancia y grandes ojos color avellana aun son su marca registrada. Fue la musa de Pierre Cardin, vivió una de las épocas más glamorosas del cine y el modelaje, y al igual que Twiggy su carrera despegó con un corte de cabello del gran Vidal Sassoon. Se llama Linda Morand, y aunque trabajó brevemente como maniquí, aprovechó al máximo cada oportunidad. Partió modelando para una pequeña tienda de Long Island, pero todo cambiaría cuando la mismísima Eileen Ford la aceptó en su agencia, mientras su gran parecido con Jackie O y su vida en Europa se mantienen como algunas de las anécdotas de su interesante vida.

¿Cómo entraste al mundo del modelaje y quién te dio el apodo Super Chick (Súper Chica)?

En esa época era estudiante de arte en la secundaria, en una pequeña ciudad de Long Island, Nueva York. Antes de ir a la universidad fui a Key West de vacaciones, donde me descubrió un hombre que trabajaba haciendo telas para Lilly Pulitzer, una famosa diseñadora de Florida. Él me dio trabajo modelando en su tienda y vendiendo productos a los turistas. Allí todos me alentaban a convertirme en modelo profesional, así que tomé algunas fotografías de prueba que tenía y en el otoño fui a Nueva York para tratar de alcanzar esa carrera.

Después de un tiempo, fui aceptada por la agencia más importante del mundo, la de Eileen Ford. Al principio trabajé muy poco, pero mi carrera realmente despegó cuando Vidal Sassoon me cortó el pelo al estilo bob asimétrico. Ahí me llamaron de una revista muy famosa llamada Mademoiselle, y aparecí en la portada. Me vistieron como superhéroe y me dieron el nombre de Super Chick porque en ese año, 1966, existía una locura por Superman, Batman, y otros superhéroes. Me tomaron otras fotografías donde aparecía con el típico look colorido y mod de los sesenta, de hecho una de ellas aparece en el libro “Stylist: The interpreters of fashion” de Style.com. Después me pidieron que fuera a modelar a París, y me gustó tanto que nunca quise regresar a Nueva York. Dejé de trabajar para viajar con mi entonces futuro esposo, el actor Phillipe Forquet de Dorne. Mi carrera fue corta, pero tuve la oportunidad de conocer y trabajar con gente maravillosa.

En esa época todos indicaban tu gran parecido con Jacqueline Kennedy, e incluso apareciste en una editorial vestida fotografiada por Helmut Newton a lo Jackie O. ¿Cómo fue conocerla?

En la cúspide de mi carrera, antes que me fuera a París, existía un famoso restaurant llamado PJ Clarke’s, que aun existe en Nueva York. Un día fui con mi amigo Ray Le Clerc, que también era modelo y actor en esa época, para almorzar. El lugar estaba repleto de celebridades y políticos, y como sólo tenía 18 años me sentía fascinada por la atmósfera. Ray conocía a Pierre Salinger, el Secretario de Prensa de la Casa Blanca, quien estaba sentado con Jacqueline Kennedy. Nos acercamos y Ray me presentó, mientras Salinger comentaba que con Jackie parecíamos hermanas. Ella dijo “Oh, tú eres la chica de la revista a la que todo el mundo me encuentra igual!” Pensé que era tan tierna en decir que ella se parecía a mí, cuando claramente era todo lo contrario. Era esa clase de encanto la que hizo que fuera tan admirada y amada por todo el mundo y por la cual aun es recordada hoy en día.

Se que también apareciste en películas italianas. Cuéntame sobre tu experiencia en cine.

Me metí en el cuento del cine porque con mi esposo tuvimos que instalarnos en Roma mientras él filmaba una película llamada Camille 2000. Cuando el director de la película me vio, me dio un pequeño rol, y también obtuve otro en un film llamado Pussycat I love you. Ahí trataron de transformarme en un sex symbol y eso no me gustaba. Estaba acostumbrada a la elegancia y al estilo mod de las editoriales, pero igual me tomaron algunas fotos en esa faceta más atrevida.

Eso sí, me encantaba estar en los sets de grabación y aprender como se hacían las películas. Tuve la oportunidad de conocer a todas las estrellas de cine, a los grandes directores. Roma era como Hollywood en los sesenta, muy glamorosa y muy divertida. Conocí a Orson Welles, Omar Sharif, Gina Lollobrigida y muchos más. Mi esposo estaba en contra de mi aparición en films, así que escogí mi matrimonio por sobre mi carrera, algo muy común en mi generación. Dejé de actuar y modelar por algunos años y retomé mi carrera en 1972, y cuando nació mi primer hijo en 1975 dejé de trabajar por completo.

Hablando de diferentes generaciones, ¿cuál es la diferencia más grande entre la moda de los ’60 y la moda actual según tu parecer?

Bueno, los ’60 fue una época muy innovadora. Las minifaldas eran una novedad, las chicas con cortes de cabello masculinos y los hombres con pelo largo también eran una novedad. El mundo estaba fascinado con la era espacial y eso se veía reflejado en la moda con los diseños mod de Pierre Cardin, Paco Rabanne y Andre Courrèges. Fue un tiempo muy revolucionario en cuanto a política, moda y arte. Todos estos estilos están de vuelta ahora, gracias en parte a que en internet se encuentran muchas fotografías, sobre todo a través de mi proyecto The Sixties Historical Reservation Project y el sitio miniMadMOD60s.com. Muchos diseñadores me han escrito para agradecerme por mantener este sitio y he tenido mucha ayuda de gente alrededor del mundo.

Creo que hoy, en el siglo XXI, existe mucha libertad para expresarte de la manera que quieras a través de la ropa, todo vale. El estilo retro es cada vez más popular, así que uno puede vestirse con el look que más le guste, ya sea de los años ’20 o del 2000. Una de las novedades de esta época en la moda es que la ropa más accesible en cuanto a precio mantiene una excelente calidad en el diseño. En los sesenta, existían buenas prendas a precios bajos pero era difícil encontrarlas. Ahora tenemos H&M, Forever 21, lugares donde puedes comprar este tipo de ropa. En cambio, en mi época la ropa barata era fea, de hecho para Suzy Parker eran “vestidos horribles de 10 dólares”. El corte era tan malo que cuando modelábamos para catálogos debían moldearlos con alfileres.

Tuviste la oportunidad de trabajar con los grandes nombres de la moda. ¿Quiénes eran tus favoritos?

Sí, trabajé con grandes diseñadores, incluyendo Jean Patou, Louis Feraud, Karl Lagerfeld y otros. Mi diseñador favorito era el gran Pierre Cardin, un verdadero visionario. Yo era su musa, pues el hacía los vestidos conmigo y me llamaba para sus desfiles. También fui fotografiada con su ropa, de hecho el año pasado publicaron un libro llamado Pierre Cardin: 60 years of Innovation, donde descubrí con felicidad que aparecían muchas de esas históricas fotos.

Y hoy en día, ¿has tenido la oportunidad de conocer a los grandes nombres del modelaje? ¿Qué piensas sobre la industria actual y el boom de las modelos de talla grande?

Siempre tengo la posibilidad de conocer a alguna de las modelos actuales y a las top de la época de las supermodelos. Recientemente conocí a Linda Evangelista, Cheryl Tiegs, Beverly Johnson, Tyson Beckford y otros. La otra noche conocí a Veronica Webb en un show de modas benéfico.

Me encanta la tendencia actual de las modelos de talla grande, porque debemos darnos cuenta que en realidad no todas somos talla 2. Ni siquiera yo soy aun el tallo largo y flaco que solía ser cuando tenía veinte. Estoy totalmente en contra que las modelos deban pasar hambre para mantenerse delgadas. Tuve la suerte de ser naturalmente flaca hasta que tuve hijos, pues ahí mis caderas se ensancharon y mi busto creció. Ahora tengo una figura de reloj de arena y me gusta ver que hay ropa y cortes en las prendas que ayudan a las chicas más rellenas a verse bien. Siempre discuto con diseñadores sobre esto, pero casi siempre pierdo porque ellos insisten en que el look muy delgado y alto se ve más elegante. Además, me esfuerzo para conseguirles trabajo a aquellas modelos que ya no son tan jóvenes o tan delgadas, pero mucho más reales.

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