El Bicentenario en VLC: 1960-1970

El Bicentenario en VLC: 1960-1970

Seguimos revisando la historia del vestuario de nuestro país por lo que hoy nos dedicaremos a ver las características de la vestimenta de la década correspondiente a 1960-1970, para eso te presentamos la investigación de la Corporación Patrimonio Cultural de Chile para conocer en detalle el look de estos años.

A pesar de la hegemonía del patrón francés, en los 60 aparecen otros modelos para imitar. La moda italiana, versátil y de líneas limpias, es ampliamente difundida por la prensa de la época. Privilegia el tejido de punto por su adaptación al cuerpo. Los conjuntos de pollera y sweater, vestido y chaquetita, sweter y chaleco, son rápidamente aceptados en Chile. Vestidos de jersey de seda estampada son una alternativa informal y sofisticada.

Comienza a comercializarse en el país gran cantidad de ropa proveniente de Estados Unidos, fabricada en serie con fibras sintéticas: pantalones stretch, blusas, vestidos, sweaters. Esta ropa, de bajo costo, es accesible a un amplio público por lo que no cuenta con el favor de la gente elegante, que pretende distinguirse socialmente por su buen gusto, optando por la confección de vestidos hechos por costureras en casa y aprovechando la amplia oferta de la industria textil chilena en expansión.

Las tendencias más vanguardistas comienzan explicitarse a mitad de la década, con líneas geométricas, minifaldas , medias dibujadas, zapatos planos, botas a media pierna, pantalones estilo motonetista, vestidos rectos sobre la rodilla, telas con diseños op art y melenas que muestran un estereotio de mujer que muestra su cuerpo con menos pudor. Se empieza a instalar tímidamente el estilo futurista, relacionado con la llegada del hombre a la luna. Sin embargo, en Chile a pesar de haber información, la industria de la confección no alcanza a responder a las tendencias de la moda.

La última moda europea se produce en Chile en pequeña escala, en las boutiques, instaladas en la calle Providencia en el año 63, constituyéndose en el parámetro obligado en lo que a moda chilena se refiere, hasta los años 80, aunque su boom sólo dura hasta 1974, momento en que reaparece la figura del diseñador que dicta normas y se revitaliza en el país la alta costura más conservadora. Las boutiques chilenas se rigieron por el concepto de Pret a Porter, que implica producir en serie, pero pocas prendas por modelo, para responder a la exclusividad que interesa a las mujeres que lideran estas propuestas. Su éxito se relaciona con la aparición de revista Paula, que construye sus páginas de moda con material nacional, acelerando la profesionalización de los talleres de costura.

Entre el 63 y el 67, los Centros de Madres, promovidos por el estado, reunen a mujeres que aprenden oficios, entre ellos la confección, e ingresan al sistema productivo, haciendo ropas para diferentes estamentos estatales. Al mismo tiempo, las escuelas técnicas dependientes del Ministerio de Educación, capacitan a otro sector de mujeres en la producción de vestuario. Con esto se genera la mano de obra femenina que se emplea en los talleres de las boutiques.

Foto extraída de www.chileancharm.com

La prenda que mayor ruptura produce, en la década de los 60, es la minifalda, mientras que el vestido igualmente corto, pero con ruedo, es menos criticado, probablemente por su semejanza con la salida de baño de principios de la década. A fines del 66 ya se habla en Chile de la minifalda, pero su uso se extenderá en la juventud en el 68, de la mano de un nuevo estereotipo social: la lolita. La película New Love, estrenada en ese año, tiene como protagonista a Josefina Ladrón de Guevara, una joven de 13 años calificada por revista Paula como “la más famosa de las lolitas”. Este estereotipo será ampliamente promocionado en el programa Música Libre, de los años 70, siendo aún discutido. El bikini es otra prenda que provoca controversia. A pesar de su nacimiento en los años ’40, en Chile hace su aparición recién en el 63, en las playas de Reñaca, provocando airadas reacciones del arzobispado porteño. Su masificación, en el 68, provoca un nuevo pronunciamiento de la iglesia católica, que, según se lee en la famosa revista, acusa las jovencitas de no considerar lo que sus “modas desvergonzadas” provocan en los hombres que las miran.

Foto extraída de www.chileancharm.com

Desde el 67 las modas se suceden vertiginosamente en Chile, pasando por varios estilos que van desde la moda romántica de encajes y volantes, hasta el estilo exótico oriental y polinésico, con sus túnicas y accesorios metálicos, pasando por la moda estilo Bonnie and Clyde, que actualiza las propuestas masculinizantes de los años 30, con el uso de boinas, impermeables y faldas a media pierna; la moda cosmonaútica, expresada en buzos de punto y jumpers de líneas geométricas, botas y grandes cinturones de cuero, además de la incorporación del plateado y dorado, accesorios y maquillajes; el estilo gitano, con telas de colores fuertes semi-transparentes, volantes y accesorios dorados; el estilo unisex, impuesto por Yves Saint Laurent, a partir de la incorporación del traje pantalón para las mujeres y el estilo autóctono, impulsado por creadores chilenos ligados a la artesanía.

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