El negocio de ser blogger de moda

El negocio de ser blogger de moda

Por José Ilabaca Santibáñez desde São Paulo, Brasil

De un tiempo a esta fecha hemos visto el crecimiento exponencial de “blogueros de moda” por la internet. La oferta de sitios se ha expandido hasta tener lo necesario para todos los gustos, edades y estilos. Al parecer, ser blogger se ha vuelto el trabajo soñado para cientos de miles de entusiastas en la industria –después de todo, la idea de estar en primera fila en los desfiles más importantes del sector, vestir ropas de diseñador y ser invitado a los eventos de lanzamiento de las marcas es tentador– pero, ¿es un fenómeno permanente o sólo una tendencia pasajera que ya está en retirada?

El surgimiento de estas nuevas “voces” de la industria responde a algunos factores clave dentro de la mudanza de comportamientos que ha tenido el consumidor en el último tiempo. El rol activo que han adoptado los individuos en sus relaciones comerciales ha distanciado a los usuarios de los medios más tradicionales, lo que los ha llevado a buscar fuentes más “sinceras” de información. Asimismo, el alcance tecnológico de los últimos años –con las redes sociales como estandarte de batalla– ha permitido que la información esté al alcance de todos en vez de unos pocos privilegiados, facilitando el acceso a desfiles, entrevistas y reportajes de todos los rincones del mundo. Por último, están los patrones de compra y las características del mercado. Con el fortalecimiento de la clase media en gran parte del mundo, el acceso a diversas fuentes de financiamiento al momento de realizar las compras, la disminución de los aranceles de importación/ exportación, entre otros factores, ha llevado a la industria de la moda a expandir sus horizontes, necesitando de nuevas formas de comunicación para alcanzar a la audiencia y cumplir sus expectativas. Pero, ¿serán los bloggers de moda la respuesta a la industria? ¿Será que todo lo que se necesita es una cámara y una conexión a internet?

Grandes nombres de los medios tradicionales –como Vogue o Elle– se han sumado a la tendencia, incluyendo a blogueros en sus sitios para responder a esta nueva necesidad de conexión. No obstante, este nuevo movimiento también trae consigo algunas desventajas. En primer lugar, el costo de oportunidad. Uno de los mayores errores que cometen los entusiastas es creer que hacer un blog no tiene costo alguno, pero lo cierto es que hacer un sitio implica una cantidad extraordinaria de tiempo y dedicación. En segundo lugar, la calidad de la información. Tener mucha información al alcance también significa tener mucho material que filtrar. Tercero, la necesidad de una voz propia. Limitarse a copiar lo que dicen otros no significa ser un buen blogguer. Cuarto, la falta de conocimiento. Como dicen por ahí, “tenemos que saber de lo que estamos hablando”. Quinto, la actitud emprendedora y las aptitudes de negocio. Después de todo, querer “vivir” de un blog significa convertirlo en un sitio rentable. Y por último, la necesidad de una ética de trabajo. El aumento de blogguers ha significado también un aumento de individuos que están dispuestos a trabajar por “canjes” o “trueques” con las marcas, perdiendo cada vez más sinceridad al momento de comunicarse con las audiencias pues los mensajes están sujetos a ciertas “limitaciones de opinión”.

Así, los blogguers –a pesar de la gran transformación de la que han sido parte en la industria– están construyendo su camino. La tendencia es que se mueven hacia contenidos de nicho, pero sólo la diferenciación y la comunicación honesta con las audiencias permitirá su permanencia en este nuevo escenario. Quizás representen el paso intermedio entre el presente y un futuro completamente personalizado, individualista y a la medida, pero de seguro que para ser blogger se necesita más que un poco de internet y una cámara.

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