El 5 de mayo de 2025 la Met Gala fue, como siempre, un desfile de creatividad, lujo y narrativas visuales. Pero entre tantas siluetas impecables y looks cuidadosamente coreografiados, hubo una aparición que no solo destacó sino que dejó huella: nos referimos a Alex Consani. Su nombre quizás ya resonaba entre quienes seguimos de cerca las nuevas caras de la moda, pero esa noche, lo suyo fue un statement en toda regla.
Como cada trimestre, la industria de la moda espera por el clásico informe de Lyst Index, donde no solo se presenta un ranking sobre las marcas más hot, sino también de los productos más deseados de los primeros meses del 2025. Y lo que más sorprendió a los amantes de la moda, fue el salto de tres puestos protagonizado por Loewe, que venció a marcas como Miu Miu, que llevaba la delantera hace meses, Saint Laurent y Prada. Loewe, es una marca de lujo española cuya historia se remonta a 1846. Fue fundada como una pequeña tienda de marroquinería en Madrid, y desde sus inicios, ha sido sinónimo de artesanía excepcional, con especialización en cuero y diseño de bolsos de alta calidad. Con el pasar de los años, ha prevalecido su esencia, y ha logrado combinar tradición con innovación.
Desde 1968, cuando los trabajadores sanitarios afroamericanos marcharon en Memphis con pancartas que simulaban prendas de vestir y proclamaban el mensaje “I AM A MAN”, pidiendo dignidad, respeto e igualdad, hasta 2017, cuando Maria Grazia Chiuri hizo su debut como directora creativa de Dior con el icónico lema “We Should All Be Feminists” -basado en el ensayo de Chimamanda Ngozi Adichie-, la moda ha sido históricamente una poderosa herramienta de expresión política y social. Y como siempre, la historia se repite. Esta vez con la consigna “Protect The Dolls”, una frase breve pero con mucha fuerza. Al principio, el concepto flotó por Internet como todo lo que está a punto de estallar, pero pronto se transformó en un emblema cuando la polera blanca, diseñada por Conner Ives, se convirtió en una pancarta portátil con la frase en letras negras, e hicieron más eco aún, al ser vestidas por figuras como el cantante Troye Sivan y el actor Pedro Pascal.
Debo confesar que desde que vivo en París, mi clóset ha sufrido una transformación radical en cuanto a colores y formas. Ya no hay rastro de tonalidades vibrantes e intensas; estas fueron arrasadas por los grises, marrones y negros, que se encarnan en prendas de corte más clásico y atemporal. Poco a poco, esta “nueva identidad” fue mezclándose sigilosamente a través de mi ropa, lo que me llevó a una especie de renovación personal.Al migrar a otro país —en especial a las grandes capitales de la moda—, la ropa se convierte en una herramienta cercana y poderosa para acortar la brecha cultural. ¿Recuerdan ese viral de TikTok donde varios se comparaban tras una semana en Berlín y luego de dos meses, mostrando el cambio en su imagen personal una vez instaladas en otro país? No se trata solo de un “fashion emergency” más, sino de algo más profundo, relacionado con el deseo de formar parte de una nueva cultura e impregnarse de ella, ya sea de forma consciente o inconsciente.
Inspirada en los callejones de Harajuku, donde lo subversivo se vuelve cotidiano y lo imperfecto, una forma de belleza. Esta editorial bebe del espíritu punk japonés, de los rincones donde la moda se convierte en resistencia. Un lugar donde los patrones se mezclan sin permiso, los maquillajes desdibujan identidades y el pelo es grito, no adorno. Dirección Creativa y Mua: