Debilidades y fortalezas del mercado de la moda en Brasil

Debilidades y fortalezas del mercado de la moda en Brasil

En nuestro paso por la última versión del evento de moda más importante del cono sur, el SPFW, tuvimos la oportunidad de compartir con muchos actores del fashion system local: diseñadores, modelos, fotógrafos, editores, etc., todos quienes nos dieron sus visiones personales sobre este nuevo nicho de la moda internacional que cada vez cobra más fuerza, relevancia e interés. A partir de esas conversaciones y de nuestras propias observaciones, inferimos las debilidades y fortalezas del mercado brasilero. 

La fuerza de las marcas locales.

Las marcas brasileras tienen un público cautivo muy fiel dentro de Brasil. Etiquetas como María Bonita, Iódice y Tufi Duek, tienen un espectro de clientes que incluso las prefieren por sobre las marcas internacionales que se están instalando en masa, principalmente en São Paulo. A las recién llegadas Prada y Bottega Veneta, se le sumará Elie Saab quien fue el último en anunciar su pronto arribo al mercado brasilero. Estas marcas de renombre mundial se encuentran con una fuerte fidelidad de los consumidores locales hacia las marcas brasileras. Y no se trata de una cuestión de precios. No, porque en términos monetarios las marcas brasileras exhiben una situación muy similar a la de las etiquetas internacionales. Sin duda este fenómeno ayuda a que las marcas locales cuenten con una base segura, sobre la que pueden proyectar sus colecciones futuras sin la presión que significa la competencia de gigantes de la moda. De hecho, todas las marcas que presentan en SPFW, son etiquetas locales, ninguna internacional.

Poco reconocimiento de las marcas locales en el exterior.

De las 29 diseñadores que se presentaron en el evento, sólo tres o cuatro son reconocidos en el exterior. Pedro Lourenco, el niño prodigio de la moda brasilera; Osklen, con su parada ecológica y Alexander Herchovitch, tal vez el diseñador brasilero más conocido en el mundo, son las tres marcas brasileras con real presencia y prestigio en mercados internacionales. Si Brasil quiere ser un protagonista de la moda a nivel internacional y no sólo el imán de marcas europeas y americanas que se instalan en su territorio, debe potenciar sus propias etiquetas, sacarlas afuera y demostrar que tienen cierta identidad propia.

De izquierda a derecha: Pedro Lourenco, Osklen y Alexandre Herchovitch
De izquierda a derecha: Pedro Lourenco, Osklen y Alexandre Herchovitch

La no estacionalidad de Brasil.

Puede que no sea un problema del que el mercado brasilero sea responsable, pero el hecho de que el tradicional ciclo de otoño-invierno y primavera-verano sea apenas perceptible en el territorio brasilero, acentúa el problema señalado en el punto anterior, dado que los diseñadores que presentan en Brasil y venden en Brasil, confeccionan colecciones de invierno que en cualquier otra parte podrían considerarse de verano. Sin lugar a duda, ello perjudica la salida al mercado internacional de las marcas locales.

La fortaleza de su industria textil.

La industria textil brasilera es la quinta en importancia a nivel mundial. Ello es, por supuesto, una ventaja competitiva de mucha importancia para el desarrollo de una industria de la moda local potente. Los diseñadores acceden a un mercado textil amplio en variedad, con buenos precios y de buena calidad, lo que redunda en un menor costo de producción y mejores condiciones generales de competencia frente a países que no tienen industrias textiles desarrolladas.

Insitucionalidad gubernamental relativa al diseño escasa y difusa.

A pesar de lo importante que se ha convertido el diseño de modas en Brasil y de lo mucho que ello influye y puede influir en su economía, no hay por parte del gobierno políticas de incentivo o promoción de su industria fashion. A diferencia de lo que sucede en Colombia, por ejemplo, los diseñadores no tienen una institución estatal que les brinde apoyo de manera constante. A pesar de haber cierta ayuda por parte del gobierno, ésta es difusa y no se encuentra centralizada en un sólo organismo.

Escuelas de Diseño con distintos focos de especialización.

Brasil no sólo es el país del mundo con más escuelas de diseño, también es el país donde la diversidad de ellas es bastante amplia. Un joven talento que decide involucrarse con el diseño de vestuario, sabe que sus posiblidades son amplias y que entre ellas, los focos de desarrollo de las distintas escuelas, también son variados. Así un estudiante puede elegir entre matricularse en una escuela con un sabido sello experimental o en otra más clásica, en una dónde el fuerte de sus egresados es la confección, o en otra donde lo que prima es la libertad creativa.

El mercado de las modelos.

Dentro del fashion system brasilero, este debe ser su punto más alto y por el que es más conocido afuera. Las modelos brasileras han ido de a poco conquistando las pasarelas internacionales y las más importantes campañas y editoriales del mundo. Claro ejemplo de ello es Gisele Bündchen, quien en muchas ocasiones ha ocupado el primer lugar de las modelos mejor pagadas del mundo. Al alero de ella, han surgido muchas otras chicas brasileras que han ido ocupando lugares cada vez más importantes en la industria. El hecho de que internacionalmente se hable de “las modelos brasileras” es una ventaja en el sentido de que genera interés por saber qué es lo que pasa en dicho país en las otras áreas de la moda.

Amplia oferta de literatura especializada.

Los brasileros tienen claro cómo es que se ha forjado la industria de la moda en su país. Hay muchos libros y literatura al respecto escrito por autoridades en el tema como Erika Palominos, Gloria Kalil y otros. Ello ayuda a una sociedad a entender la moda en todos los niveles: social, cultural e histórico, a la vez que incentiva a las nuevas generaciones a involucrarse con ella.

Dificultad de hacer negocios en Brasil.

Esto es expresión del proteccionismo brasilero que se da en todo orden de cosas. Las marcas que intentan arrivar a Brasil se topan con barreras arancelarias altas y con normas del juego poco claras y que cambian constantemente.  Un par de zapatos Ferragamo pueden llegar a costar el doble si se compra en Brasil luego del pago de todos los impuestos de internación, comparando el precio que tienen los mismos en cualquiera de sus tiendas fuera del país o incluso on line. Si lo que se quiere es proteger a las marcas locales, tiene cierto sentido. Si lo que se quiere es salvaguardar la imagen de Brasil y su mercado de la moda, son medidas que necesitan urgente revisión.

Poco reconocimiento a pasarelas alternativas.

SPFW y Rio Fashion Week son las pasarelas más visibles de Brasil, con clara preponderancia de la primera por sobre la segunda. Sin embargo, hay una tercera pasarela: Casa de Criadores, que no tiene la notoriedad que merece. Ésta es una especie de incubadora de los futuros talentos. De hecho, la misma organización del SPFW y Fashion Rio prestan mucha atención a lo que pasa en esa muestra, para llevar a sus respectivos eventos a los más talentosos diseñadores de Casa de Criadores.

Mercado editorial cada vez más potente. 

Brasil tenía Vogue desde hace ya algunos años, pero sólo como una licencia. Hace poco más de un año es el propio Condé Nast quien se ha hecho cargo de la edición y publicación de la revista de moda más importante del mundo en Brasil. Harper’s Bazaar Brasil ya tiene  tiraje hace algunos meses también. Que dos las dos revistas de moda más importantes del mundo tengan presencia en Brasil habla de cómo los ojos están del mundo se están volcando hacia dicho mercado. Desde las mencionadas publicaciones, se trabaja arduamente por dar a conocer aún más el diseño carioca.

El país conocido por las caipiriñas, las playas y su gente relajada y amable, pronto dejará de ser la nueva promesa de la moda internacional, para definitivamente consolidarse como potencia en el mercado global en la medida que potencie sus fortalezas y sea consciente de sus debilidades y las corrija.

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