La reina del punk (parte II)

La reina del punk (parte II)

Viviente Westwood se inició en la moda para expresar como artista su espíritu contestatario. Por eso, se ligó al punk. Pero las formas, las telas y las texturas, la atraparon y se decidió a trabajar solo en eso. En los 80, aprendió alta costura y presentó sus primeras colecciones de pasarela y en los 90 fue reconocida por el medio como una de las grandes. Continuamos con la II parte de la historia de la diseñadora.


En 1981, Vivienne Westwood presentó su primera colección de pasarela llamada “Pirate” en Londres. Ya no solo le interesa la cultura urbana, sino que también la tradición y la técnica.

En la pasarela, las modelos llevan walkmans y bailan música étnica y rap. Llevan botas anchas a la altura del tobillo y de tacos bajos, bucles teñidos con henna y dientes de oro.

Con esta colección, comenzó su investigación sobre la historia de la moda, adoptando y reinterpretando los principios de los cortes clásicos en sus patrones y haciéndolos modernos.

La colección incluye poleras de cortes asimétricos, camisas de piratas, faldas-pantalón y patas apretadas hasta la rodilla para hombres, como los que se usaban en el siglo XVIII.

Su tienda ubicada 430 King’s Road es nuevamente redecorada y renombrada como World’s End, y continúa así hasta hoy.

En el 82, Westwood exhibe en París su colección “Nostalgia of Mud”, y fue la primera diseñadora británica en hacerlo después de Mary Quant. Abrió su primera tienda en el centro de Londres que se llamó igual que esa colección.

En el 83, termina su relación con Malcolm McLaren. Saca su colección “Witches” en la que continúa su trabajo de inspiración étnica y cortes asimétricos. Al año siguiente lanza sus colecciones “Hypnos” y “Clint Eastwood”.

En la época en que lo que estaba en boga eran las hombreras haciendo crecer el tamaño de la espalda, en 1985 Vivienne devela su colección “Mini Crini” y declara su amor por el poder femenino. Enfatiza las cinturas pequeñas en vez de la espalda, llevando la atención a las caderas con faldas cortas con armado llamadas “criniscule”. La espalda es reducida al tamaño clásico de las proporciones que utilizan los sastres británicos en los vestidos princesa, que pueden ser usados sobre la crini. Esta decisión redefine a la Westwood como diseñadora y la alta costura considera éste el punto de partida de su trabajo.

Diez años después de 1977 y del punk, Viviente regresa a las pasarelas londinenses luego de una ausencia de cinco años, para mostrar su colección “Harris Tweed”. Esta colección está inspirada en los años adolescentes de la reina Isabel II. La reina ya había sido antes objeto de la mirada de la Westwood que en 1977 estampó poleras con su imagen con un alfiler de gancho atravesándole la nariz.

En el 87, su respuesta hacia la sociedad tradicional es más bien una parodia de las damas inglesas. Siguiendo la tendencia que estableció con la colección “Mini Crini”, el énfasis de “Harris Tweed” es en el regreso del corte tradicional de la alta costura.

Abrigos corte princesa y chaquetas de tweed y terciopelo, se usaban con trajes de dos piezas junto a un corsé del siglo XVIII, por primera vez hecho “listo para usar”.

Los zapatos de plataforma que para Westwood simbolizaban el poner a las mujeres en un pedestal, reducen el efecto femenino e infantil de la colección.

En el 89 el trabajo de Westwood recibe un reconocimiento: John Fairchild, presidente de las publicaciones Fairchild y editor de la Biblia fashion Women’s Wear Daily, considera a la diseñadora en su libro ‘Chic Savages’ como una de las seis mejores del mundo, la única mujer.

Durante los 90, Vivienne consolida su reputación y lanza varias colecciones: “Portrait”, “Cut, Slash & Pull”, “Dressing Up”, “Salon”, “Always on Camera”, “Grand Hotel”, “Anglomanía”, “Cafe Society”, “Vive la Cocotte”, “Vive La Bagatelle” y “Five Centuries Ago”.

Participa  haciendo el vestuario en la Ópera de Viena y saca su primer perfume “Boudoir”. En el 99, inaugura su primera tienda en Nueva York.

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