La evolución de Kate Winslet en la alfombra roja

La evolución de Kate Winslet en la alfombra roja

En 1994 protagonizó “Heavenly Creatures” de Peter Jackson y ya no hubo vuelta atrás. A partir de ese momento, la figura de Kate Winslet llegaría con cada película nueva a un nivel más alto de fama, el cual vio con el clásico “Titanic” de 1997, su punto cúlmine. Allí, todos comenzaron a notar el estilo que llevaba la actriz de origen inglés y también a registrar una evolución en la alfombra roja, que la ha tenido llevando estilos románticos y otros muy sensuales en distintas etapas de su carrera, pero siempre acompañada de los mejores diseñadores.

Cuando apareció la película “Sense and Sensibility” versión 1995, Winslet llevaba vestidos y trajes de corte imperio para la pantalla, algo que sin lugar a dudas incorporó en su propio vestuario. Pero a sus entonces 20 años, la actriz se divertía también intercalando arriesgados trajes, como un mono de encaje negro que llevó en el propio estreno de esa película, junto a otros más conservadores. Para 1997, en pleno estreno de “Titanic”, aparecía de la mano de su amigo Leonardo Di Caprio con vestidos sacados de películas de época, como el modelo que Alexander McQueen confeccionó para Givenchy y que Winslet llevó a los Oscars. Pese a las críticas, ella no cesó en demostrar que sus gustos propios prevalecían, y nuevamente escogería a McQueen como diseñador para su propia boda ese mismo año. Con la marca, repetiría en numerosas ocasiones incluyendo la ceremonia del 2012, cuando la Reina Isabel II le dio el título de CBE.

Pero con los años, Winslet se ha encargado de alternar trajes de brillantes colores con otros que siempre destacan sus curvas. Ha llevado Narciso Rodriguez, Vivianne Westwood, Gucci, Badgley Mischka, Ben de Lisi, Saint Laurent y muchos otros nombres, aunque ninguno se ha repetido tanto como Stella McCartney. Cuando se trata de estrenos y alfombras rojas, siempre escoge sus ajustados y sentadores modelos que van en azules, negros y rojos. Pero quizás lo mejor de la actriz es que siempre ha estado a gusto con sus propias curvas y sabe sacarles partido, alejándose siempre del estereotipo esquelético de Hollywood y las revistas, demostrando que en cualquier momento y edad, se puede ser atractiva y audaz, ya sea como Rose en la épica de James Cameron o como con el pelo teñido a lo Clementine en “Eternal sunshine of the spotless mind” (2004).

Fotos: IBtimes, Glamour, Northjersey, Huffington Post.

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